miércoles, noviembre 22, 2017

Desempolvando.

Ya ni siquiera se me ocurre qué decir, cómo justificar mi ansiedad, mis miedos o mis frustraciones. Tal vez no lo necesito, lo que sí necesito es no dejar morir este espacio, simplemente por nostalgia, por seguir teniendo algo mío.

Definitivamente, el diseño forma cada vez menos parte de mi vida, la pintura está en pausa forzada y me preocupa mucho pues, siendo realista, es lo único para lo que era más o menos buena. Argh!

Adoro la forma en que familia y amigos tratan de motivarme, de dar ánimo y alentarme a que no me rinda, diciéndome que todo será mejor más adelante. Quisiera creerlo, quisiera demostrar que lo sé y que no me agüito... Pero es más difícil cada vez, a pesar de la sonrisa y de las ilusiones... La chidez se agota de a poco. Chale.

Lo que no puedo dejar de decir, de admitir y de agradecer, es el amor, el apoyo incondicional y el esfuerzo constante de los míos para estar ahí y, sobre todo, para no dejarme caer, ya ven que soy especialista en drama y lloriqueo.

Gracias infinitas a mi Tarzán, porque trabaja tantísimo para que estemos lo mejor posible, porque tiene energía y paciencia para cuidarme y apapacharme... Y porque, a pesar de todo, sigue a mi lado... Te amo mucho, Héctor.

Puta madre, ya me dieron ganas de llorar... Jaja, en fin, se hace lo que se puede.

(Dicen que)
Soy la chida de la historia.