martes, diciembre 25, 2012

Hasta siempre, abuelita.

Cuando era chiquita me sentía orgullosa y afortunada de tener vivos a mis 4 abuelitos, tenía incluso a la abuelita de mi mamá y eso me hacía ser la más chingona de todos mis compañeritos en la escuela, en el catecismo y donde fuera... En cualquier conversación sobre abuelos yo sacaba a colación, no de manera poco presuntuosa; ¡yo tengo 5!... y eso me hacía por completo feliz.

Cuando iba en la secundaria tuve que despedir a mi abuelita Toña, la abue de mi mamá, que tantas veces vino a casa a cuidarnos y nos enseñó a rezar el Rosario y esa breve e infantil oración de 'Pininito' que, hasta donde he podido averigüar de mayor, es un 'rezo' dirigido a un santo de nacinalidad argentina.

Pininito, Pininito
me fui por un caminito
me encontré con un santito
me dijo que Dios era mi Padre
y san Pedro mi pariente
me puso una cruz en la frente
para que diablo
nunca nunquísima me encuentre.
Amén.

Un día llegamos del circo, mi papá nos había llevado a uno de esos chafitas en los que la mejor atracción son los elefantes sucios, los leones flacos y las cebras maltratadas. Mi mamá trabajaba como enfermera en el hospital en el turno de la tarde, en cuanto entramos a la casa, sabiendo que ella 'debía' estar trabajand en ese momento... llorando le dijo a mi papá: ya se nos fue mi viejita.


Unos años después tuvimos que decirle adiós a mi abuelita Meche, mamá de mi papá. Enfermó de gravedad y la tuvieron que hospitalizar... tuvo una sorpresiva mejoría, incluso la dieron de alta y, un par de días después, falleció en su cama. 

Recuerdo que era un día sábado... estábamos en la casa y mi hermanaca 'la negra' se había quedado dormida en la sala... de pronto se despertó llorando y gritando: ¡¡mi abuelita, mi abuelita... se murió mi abuelita!!. De inmediato sonó el teléfono y era para avisarnos que, efectivamente, mi abue acababa de fallacer.

*   *   *

El viernes por la mañana recibimos buenas noticias, a mi abuelita María le había retirado el ventilador y respiraba sin ayuda, la mejoría era notoria y las esperanzas crecían. Al mismo tiempo yo peleaba con las injusticias laborales, los pagos no realizados y las vacaciones que se acercaban peligrosamente. Tuve que trabajar horas de más y tomar 2 camiones para llegar a la casa de mis papás. Mi mamá llevaba todo el día en el hospital. Cuando llegué a la casa, sin siquiera haber desayunado, a las 4 de la tarde... me dijeron que mi hermana Bety (la mayor, que también es enfermera) se había ido corriendo al hospital porque le habían dicho que mi abue se había puesto mal...

Menos de una hora despues recibimos la llamada, en realidad la recibió mi hermanaca 'la negra' y yo, por el cambio de expresión en su mirada, supe lo que había sucedido.

De inmediato pensé en mi mamá... en mi abuelo. Un golpe de realidad me sacó de mis pensamientos y las lágrimas ya cubrían mi cara, fue inevitable. Corrí a la habitación de mis papás y le agradecí a Dios que ya hubiera librado del sufrimiento a mi viejita. Quizá es que no podía pensar en nada... quizá es que ni siquiera hacía falta... nada dependía de mí, los hijos eran los que tenían que actuar... ser fuertes... manejar la situación... me di el lujo de llorar, de extrañarla, de saber que ahora hay alguien más en el cielo cuidando de mí y de los que quiero.

*   *   *
Mi querida Mariquita... estés en donde estés... échanos un ojito, sigue siendo nuestro ángel y échale porras a tu esposo, hijos, nietos y todos los que sufrimos con tu partida. Pídele aldealláarriba, que ahora lo tienes al lado, que nos dé resignación y madurez para aceptar que no estás aquí físicamente... pero nos cuidas desde allá y eres más feliz de lo que nunca fuiste acá.

Los recuerdos pasaron por mi mente y mi corazón durante el breve pero amoroso velorio en el que tu casa, una vez más, nos acogió y guardó nuestro llanto... sólo que ya no estabas ahí para secarnos las lágrimas, darnos un beso y consolarnos con tu sonrisa tierna que todo lo curaba.

Mi viejita... te extrañamos mucho... pero somo conscientes de las decisiones de Dios y de que por fin estás en el lugar por el que luchaste siempre... por el que compartiste con todos nosotros la forma de acercarse a Dios y estar en 'contacto directo' con Él a través de la fe y la oración.

Hasta siempre, abuelita.
Ahora puedo no ser la que más abuelitos vivos tenga... pero soy la que tiene a los más chidos angelitos que me cuidan de manera exclusiva.

Soy la chida de la historia.

1 comentario:

rozy dijo...

duele ya no tenerla físicamente con nosotros y el vacío siempre va a estar ahí pero, como bien lo dijiste, ella está feliz y sabes que????? sé que está en primera fila en el cielo porque toda su vida se la dedicó a Dios. abue TE AMO y te extraño =(