Ustedes lo saben bien, mis queridos 2 que 3 lectores… la amistad es una palabra chiquita en mi diccionario, pero grande en mi vida… las personas a las que puedo llamar 'amigo' son muuuuuy pocas… ¿Recuerdan cuando les conté que no tenía un 'Pol Faifer' en mi vida?… ya sé que no se acuerdan… y tampoco voy a poner el link porque ese post (del 2008) está escrito como con las patas. El punto al que quiero llegar es, no tengo un amig@ de toda la vida… no tengo 'mejores' amigos… tampoco tengo UN confidente de cabecera… ¡las tengo a ellas!
Siempre he dicho que amo a mi familia, y es así… cada una de las personas que la conforman son especiales y cuentan con todo el amor que pueda salir de mi corazoncillo de porra… pero ellas, mis hermanacas, se cuecen aparte.
ELLAS...
Valoro mucho a las personas que se mantienen cerca de mí, física o emocionalmente… pero mis hermanacas son lo mejor que tengo, lo que más amo, las que me quieren mucho más allá de lo que merezco… Podría yo decir que nos queremos por obligación, porque el lazo sanguíneo está ahí y es imborrable, inquebrantable… pero ellas y yo sabemos que no es así, que nuestro lazo es muchísimo más fuerte que tener el mismo papá y la misma mamá.
Los mejores momentos los he compartido con ellas… los peores, han sido superados porque ellas no me dejaron sola, ni un momento… ¿cómo se paga eso?
Alguna vez he dicho que Dios nos hizo, más que 7 mujeres que comparten apellidos, 7 mujeres en un solo corazón. Cada una tenemos características distintas… pero también muy similares. No niego que hemos tenido situaciones complicadas, no siempre tenemos que estar de acuerdo en todo… pero si alguna de nosotras se ve amenazada, por lo que sea, las demás estaremos listas para saltar, morder, arañar y destrozar a aquello que intente lastimar a cualquiera de las 7. Pero también sabemos reírnos, incluso de nosotras mismas… Los momentos que más atesoro son en los que las risas desternilladas y sin razón alguna, o la más tonta, llenan el ambiente y hacen que las lágrimas sean de felicidad, con dolor de panza incluido.
Bety. La mayor… la de la mente fría y el tacto seguro. La que nos da fortaleza a las demás sin saber que es tan sensible (o cree que no lo notamos) y tierna… la que nos protege de cualquier cosa. La que da TODO sin pedir nada a cambio.
Judith. La hermana gallina, como ella misma se autodenomina… La que es tan tierna que empalaga, la que abraza a la menor provocación… pero también la que escucha y aconseja con el corazón y la razón en la mano… no sé cómo le hace. La cereza de mi pastel.
Rosy. Mi hermanita que resultó más cabrona que bonita… mi otra mitad (en negativo porque está prietita)… La que parece débil y vulnerable, pero que en realidad es fuerte, valiente y dispuesta a dar siempre lo mejor de sí. La que me sigue la onda en mis locuras… ¡en todas!… y está a mi lado en la buenas, las malas, las peores y 'la hora feliz'.
Susan. La doñita… la que me ha dado a uno de mis tesoros más preciados (mi niña, Mafe)… La que es incansable, cuando de ayudar se trata… la que jamás dará un 'no' como respuesta… Uno de mis más grandes ejemplos… y a quien le debo muchas disculpas, muchos perdones… quizá a quien más he lastimado y me ha perdonado, pero también una de las personas que MÁS amo en el mundo.
Lola. Chiquita pero picosa… La que 'creció' mucho más rápido de lo que yo hubiera querido… pero también la que me ha enseñado que se vale soñar, incluso más allá de lo que los demás consideran posible… Una de las que, en su momento, era mi niña chiquita… a la que había que cuidar y proteger pero, de pronto, ya es un adulto… con todo lo que ello implica. ¿En qué momento pasó todo esto?… incluida mi nena Minerva. ¡Caray!
Chay. La más joven de todas… la que es tierna e inocente, pero al mismo tiempo fuerte y de decisiones arriesgadas… La que me ha demostrado que 'querer es poder'… que no importa cuán grande sea el riesgo, se vale luchar por llegar a la meta… aunque en el camino haya obstáculos. La chinita de mis amores...
Ellas, MIS ELLAS… no las cambiaría por nada del mundo. Espero que sepan cuánto las amo, cuánto me duele cuando alguna lo está pasando mal… cuánto valoro su presencia en mi vida y lo feliz que puedo sentirme si ellas lo son.
Doy muchas gracias a Dios porque son 'ellas' las que me asignó como hermanas, amigas y pinches viejas desmadrosas que acompañan mi deambular por esta viducha. Les doy gracias a ellas por ser como son, así… tal cual… con lo bueno y lo malo (porque tampoco son perfectas, culerillas)…
Las amo, hermanacas.
Soy la Chida de la historia.