Es que el estrés no perdona, los problemas del día a día no dan tregua y los trajes de guonderguoman estorban más de lo ayudan. Hay días en los que el ojo saltarín y la vena latiendo en la frente ya son más que un aviso de lo que puede pasar si no se despega un poquito el pie del acelerador... Tocará ir de bajada en neutral (los que manejan estándar lo entenderán) y así ahorrar algo de gasolina para cuando venga la cuesta arriba.
Perdón, mis queridos dos que tres lectores, mi cerebro está a nada de estallar y llenar de viscosidad los muros a mi alrededor, pero no se apuren, estoy dispuesta a limpiar toda la porquería, regresar todo a su lugar, echar una lloradita y ponerme de nuevo el dichoso trajecito azul con rojo sin olvidar, claro, el cinturón y la tiara dorados...
Tic tac, tic tac... Llamen a protección civil.
Soy la Chida de la historia.
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