martes, marzo 04, 2008

Tanto ruido me apendeja...

Me disculpo por lo florido de mi lenguaje...

Hay mucho ruido en todos lados, la gente habla demasiado (yo soy un buen ejemplo de eso, me lo dicen a cada rato), las peroratas son interminables, además de estúpidas y sin sentido (no las mías, que conste)... Creo que estoy a punto de volverme loca, si no es que ya lo estoy. En cualquier lugar los ruidos, tanto auditivos como visuales y demás, me parecen insoportables rayando en lo insufrible... Blah, la verdad es que esto de la intolerancia me tiene bloqueada la mente... tan es así que me niego a comportarme como normalmente lo hago pero es involuntario, no es que así lo haya decidido yo, aunque si la gente a mi alrededor me satura,lo menos que puedo hacer es integrarme a esta selva caótica de ires y venires desde, y hacia ninguna parte.... y seguirles la corriente....

Aaahhhhhhh!!!!, tengo ganas de gritar y salir corriendo... El estrés acumulado no deja nada bueno, tendría que ponerme de pie, aclarar la garganta y, con voz firme, decir:

¡¡Cállense todos, órale, a la chingada!!

todo esto acompañado de una mirada fulminante pero, mmm, creo que no es pertinente (eso no es propio de una damita) y menos considerando el orden y armonía que reina en este lugar (la oficina)... puaj!!!, no es cierto, a propósito, odio la estúpida bomba del agua... hace un ruido infernal...

Por eso digo que me apendejo, a la mera hora ni digo lo que quisiera decir, ni puedo evitar comportarme como la gente decente, lo cual para mí es un insulto (odio a la gente decente, además de otras 250,835,679 cosas). Miro de reojo y deseo estar en otro lugar donde el silencio me atormente al grado de escuchar el eco de mis pensamientos. Tal vez es eso, quiero pensar, sumergirme en mí misma para descubrir los porqués de mi ahora pero ante tanto caos no puedo hacerlo.

Necesito tiempo y, es precisamente lo que no tengo, me veo obligada a hurtar unos cuantos minutos de mi día laboral para externar mis asuntillos pero, aún así, creo que voy mejorando porque, si he logrado controlarme y no insultar o escupir la cara de aquellos a los que no quisiera volver a ver nunca mas, quiere decir que voy bien. Mis repentinos ataques de furia incontenible no han aparecido y eso es bueno, ¿no? Mi capacidad de perdón se encuentra latente, tanto para pedirlo como para otorgarlo (con las debidas excepciones).

Observo incrédula el ajetreo de mi vida y me obligo a aceptar que por el momento tiene que ser así pero hay muchas cosas que ni puedo, ni quiero aceptar. Ya me cansé de decir que sí a todo, más cuando no tengo ninguna obligación, siquiera moral, de hacerlo.

Ñeeeeh, estoy haciéndo berrinche y qué, y qué...

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