Hace unos días me encontraba totalmente aburrida así que decidí darme una manita de gato (arreglarme.. ponerme guapa... misión imposible) y salir a dar una vuelta... Debo decir que una de las cosas que más me gustan de mi ciudad es lo limpia que está, lo cual no se debe precisamente a que la gente que la habita seamos muy higiénicos... aunque bueno, no porque yo sea queretana, pero lo que sea de cada quien, el queretano original (nacido en Querétaro) es bastante conciente... cuida su ciudad.
Pero ¿qué pasa?... que estamos plagados de gente de otros lugares que vienen y tratan a mi ciudad como a la suya... obvio, el resultado es un chiquero impresionante... que claro, no se ve porque hay todo un ejército de barrenderos y gente limpiando durante todo el día....
De ahí que Querétaro sea una de las ciudades más limpias de la República Mexicana... además de una de las más bellas... lamentablemente invadida por gente indeseable que.... Chilangos!, los tengo en la mira...!
En fin, lo que en realidad quería decirte, a través de este post es que ese día que me salí a pasear, fui a dar... como en 20 mil ocasiones anteriores, al Jardín Zenea... ubicado entre las calles de Juárez y Corregidora... Justo frente al templo de San Francisco... en el mero centro de la ciudad.
Recuerdo cuando mi abuela me obligaba a acompañarla a misa... a las 6 de la mañana (cuánta crueldad encerrada en un acto disfrazado de espiritualidad heredada), íbamos caminando, en realidad yo iba arrastrando aferrada a su mano... mis ojos iban a medio abrir y mi confianza depositada de manera absoluta en el buen cálculo de doña María para no terminar estrellada en algún poste, bote de basura o de plano, embarrada en el suelo...
El fervor de mi abuela no tiene comparación... es de esas viejitas cabeza de algodón, que no se aburrirían de rezar 20 'rosarios' al día... pero, ¡¡yo que culpa tengooo!!
En el centro de la plaza (Jardín Zenea) está el kiosco... (ah, me encanta la palabra kiosco... ), al salir de misa, mi abuela me permitía jugar un rato mientras ella comentaba algunos detalles de... no sé de que´, con algunas otras viejitas igual de fervorosas y cabecitas de algodón, que ella. Ahora lo veo y me pregunto, ¿cuál era el atractivo de subir y bajar los escalones como enajenada... por fuera del barandal... darle la vuelta y de regreso? Un misterio más de mi niñez.
Siempre llevaba vestido (puaj, qué ñoña!)... ¿que no me daba pena que alguien me viera los calzones?... Porque, ahora si me da pena eh?... y bastante.... más si yo ni me doy cuenta de que me los están viendo... je je je. Ah, pero quién me iba a andar viendo los calzones en domingo a las 7 de la 'madrugada'... si yo era la única anormal obligada por su familia a ir a misa a esas horas en que los niños por lo general se despertaban a ver 'Chabelo' en pijama, con una dona de chocolate o un plato de 'zucaritas'... Qué triste.
Después de una media hora y de muchísimas vueltas al kiosco (ahh!), mi abuela terminaba de echar chisme... errr, ejem, de intercambiar puntos de vista con las otras rucas... ejeeeeemmm, viejitas fervorosas.... y entonces me llamaba para ir de regreso a la casa... que en realidad era SU casa y yo, hasta la fecha me pregunto, ¿yo qué chingados hacía allá todos los domingos?... apunta un misterio más de mi niñez...
Nuevamente de la mano de mi abuela (pero ahora bien despierta... y con harrrta hambre), emprendíamos el camino de vuelta... Unas cuadras antes de llegar había una panadería que, a esas horas, despedía los aromas más exquisitos que mi chatita nariz podía percibir en aquel entonces... 'pan dulce'.... La visita era obligada y, en realidad representaba la recompensa a la desmañanada involuntaria. Cuernos, conchas, moños, yoyos, polvorones y otras tantas piezas calientitas terminaban en una bolsa de papel de estrasa, para porteriormente ser servidas a la hora del desayuno... Yo cargaba la bolsa de papel, mi abuela la cubetita con humeante chocolate...
Al llegar a la casa, mi tarea consistía en acomodar los panes en el canastito de mimbre... siempre hacía mi mejor esfuerzo...
Recordando todo esto... que suena tan bonito.... terminé encabronada!!!!
Cuando ya estaba el puto pan en la canasta... y mi abuela había servido el pinche chocolate.... bajaban los cabrones de mis tíos y a veces alguna de mis hermanas... recién levantados... todavía con el almohadazo... a tragar!!!!
(WTF!!!!)
A ver... ¿qué parte no entendí?
¿por qué era yo la única pendeja que se tenía que levantar a horas no propias para los niños.... y en domingo!!!?
¿por qué yo no podía ver Chabelooo!!?
¿Alguien me puede explicar?... Será justo ir y preguntárselo a mi abuela, cabecita de algodón que, todavía se chuta sus 20 rosarios al día?.....
Arghhh!!!!.... un misterio más de mi infancia!
Pero ¿qué pasa?... que estamos plagados de gente de otros lugares que vienen y tratan a mi ciudad como a la suya... obvio, el resultado es un chiquero impresionante... que claro, no se ve porque hay todo un ejército de barrenderos y gente limpiando durante todo el día....
De ahí que Querétaro sea una de las ciudades más limpias de la República Mexicana... además de una de las más bellas... lamentablemente invadida por gente indeseable que.... Chilangos!, los tengo en la mira...!
En fin, lo que en realidad quería decirte, a través de este post es que ese día que me salí a pasear, fui a dar... como en 20 mil ocasiones anteriores, al Jardín Zenea... ubicado entre las calles de Juárez y Corregidora... Justo frente al templo de San Francisco... en el mero centro de la ciudad.
Recuerdo cuando mi abuela me obligaba a acompañarla a misa... a las 6 de la mañana (cuánta crueldad encerrada en un acto disfrazado de espiritualidad heredada), íbamos caminando, en realidad yo iba arrastrando aferrada a su mano... mis ojos iban a medio abrir y mi confianza depositada de manera absoluta en el buen cálculo de doña María para no terminar estrellada en algún poste, bote de basura o de plano, embarrada en el suelo...
El fervor de mi abuela no tiene comparación... es de esas viejitas cabeza de algodón, que no se aburrirían de rezar 20 'rosarios' al día... pero, ¡¡yo que culpa tengooo!!
En el centro de la plaza (Jardín Zenea) está el kiosco... (ah, me encanta la palabra kiosco... ), al salir de misa, mi abuela me permitía jugar un rato mientras ella comentaba algunos detalles de... no sé de que´, con algunas otras viejitas igual de fervorosas y cabecitas de algodón, que ella. Ahora lo veo y me pregunto, ¿cuál era el atractivo de subir y bajar los escalones como enajenada... por fuera del barandal... darle la vuelta y de regreso? Un misterio más de mi niñez.
Siempre llevaba vestido (puaj, qué ñoña!)... ¿que no me daba pena que alguien me viera los calzones?... Porque, ahora si me da pena eh?... y bastante.... más si yo ni me doy cuenta de que me los están viendo... je je je. Ah, pero quién me iba a andar viendo los calzones en domingo a las 7 de la 'madrugada'... si yo era la única anormal obligada por su familia a ir a misa a esas horas en que los niños por lo general se despertaban a ver 'Chabelo' en pijama, con una dona de chocolate o un plato de 'zucaritas'... Qué triste.
Después de una media hora y de muchísimas vueltas al kiosco (ahh!), mi abuela terminaba de echar chisme... errr, ejem, de intercambiar puntos de vista con las otras rucas... ejeeeeemmm, viejitas fervorosas.... y entonces me llamaba para ir de regreso a la casa... que en realidad era SU casa y yo, hasta la fecha me pregunto, ¿yo qué chingados hacía allá todos los domingos?... apunta un misterio más de mi niñez...
Nuevamente de la mano de mi abuela (pero ahora bien despierta... y con harrrta hambre), emprendíamos el camino de vuelta... Unas cuadras antes de llegar había una panadería que, a esas horas, despedía los aromas más exquisitos que mi chatita nariz podía percibir en aquel entonces... 'pan dulce'.... La visita era obligada y, en realidad representaba la recompensa a la desmañanada involuntaria. Cuernos, conchas, moños, yoyos, polvorones y otras tantas piezas calientitas terminaban en una bolsa de papel de estrasa, para porteriormente ser servidas a la hora del desayuno... Yo cargaba la bolsa de papel, mi abuela la cubetita con humeante chocolate...
Al llegar a la casa, mi tarea consistía en acomodar los panes en el canastito de mimbre... siempre hacía mi mejor esfuerzo...
Recordando todo esto... que suena tan bonito.... terminé encabronada!!!!
Cuando ya estaba el puto pan en la canasta... y mi abuela había servido el pinche chocolate.... bajaban los cabrones de mis tíos y a veces alguna de mis hermanas... recién levantados... todavía con el almohadazo... a tragar!!!!
(WTF!!!!)
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A ver... ¿qué parte no entendí?
¿por qué era yo la única pendeja que se tenía que levantar a horas no propias para los niños.... y en domingo!!!?
¿por qué yo no podía ver Chabelooo!!?
¿Alguien me puede explicar?... Será justo ir y preguntárselo a mi abuela, cabecita de algodón que, todavía se chuta sus 20 rosarios al día?.....
Arghhh!!!!.... un misterio más de mi infancia!
2 comentarios:
Estuve este fin de semana en la plaza que dices...
Tu ciudad es muy limpia...
Entré en la iglesia de San Francisco... ¿por que no estabas alli?
No me dio tiempo a llegar a la panadería... me metí en otro lugarcito y me tomé una especie de flan... riquísimo...
Me encanta tu ciudad... y tu... ¡¡¡pues ya lo sabes!!!
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