Entre mis amigos que no tiene tiempo para irnos a tomar un café o de perdida una chela (je!) pero sí quieren que me vaya con ellos 3 días a la playa quesque pa revalorar la amistad... comprobar mi eliminada alergia al sol y blahhhhh, mi novio (que no tengo pero que ando consiguiendo), mi familia que se pone roñosa porque casi no paso tiempo con ellos y que me corto como la leche y que blah blah blah.... el trabajo que amenaza con ponerse pesado estos meses... yo... cómo no, si soy la chida.... me quiero meter nuevamente a clases de canto y de guitarra... Nuevamente namás a las de canto porque de guitarra no he tomado jamás de los jamases... pero tengo la espinita... como quien dice: la curiosidá...
Pero tengo serias dudas al respecto... me pregunto sin con la maldita herencia de dedos chatos y chaparros que me dejó mi apá... seré capaz de alcanzar todas la cuerdas... temo hacer el ridículo y que terminen diciéndome: No, señito... pos es que así no se puede... (esto con marcado acento chilango, namás porque así se me imagina que sería.. aunque yo no tomaría clases con un profesor de marcado acento chilango y.... ach!, ya!)
* * *
Hay cosas que uno tiene facilidad nata para llevar a cabo... recuerdo cuando era pequeña y regordeta... (ejem, ahora sólo soy regordeta... y eso porque alguien se compadeció de mí y me ahorró la pena de medir 1.50.... claro, sin ofender a los que miden 1.50... porque... ach!, ya cállate)... en fin, era pequeña y regordeta... pecosa (como también lo sigo siendo)... y graciosa (como ya no lo sigo siendo...)... tenía una facilidad enorme para aprenderme las cosas de memoria y después decirlas de manera (casi) agradable, (casi) simpática, así que un buen día mi papá decidió que iba a enseñarme oratoria y declamación... El primer libro que me regaló cuando tenía 5 años (casi 6, creo)... fue uno de poesías de Juan de Dios Peza...
'Fusiles y Muñecas' me enamoró.... me la aprendí en un 2 por 3 y mi papá me ayudó a poner énfasis y fuerza en las palabras y momentos adecuados.... a poner carita de niña buena y tierna (que no fui y que tampoco soy ahora...) cuando hablaba de Margot... a fruncir el ceño y endurecer los gestos cuando hablaba de Juan... trabajamos en ella (taaaan ñoños como podríamos ser los 2) durante un mes completito... en ese entonces yo iba a la escuela por las tardes... salía a las 6:30 y al llegar a la casa mi papá ya estaba en el cuartito de los libros (al que pomposamente llamábamos 'la biblioteca') y nos encerrábamos ahí al menos una hora por día... la presentación sería en el cumpleaños de la abuela María (cabecita de algodón) frente a toda la familia...
Mamá sabía que teníamos una sorpresa... aunque curiosa, jamás preguntó de qué se trataba. El día de la comida en casa de la abuela me peinó de 2 coletas muy apretadas y fleco bien aplastado... fui obligada a vestir un ridículo vestido azul marino con aplicaciones blancas en cuello y puños... así como un listón, también blanco, que terminaba en un gran moño en la espalda... lo único en lo que no pude complacerlos fue en el calzado... ellos hubieran querido que usara esos zapatos de charol blanco que se verían tan lindos con las blanquíiiiisimas calcetas laaargas laaaargas... Pero no, justo antes de salir de la casa aventé los zapatos y me puse mis gastadísimas botas color café que llegaban a la rodilla.... la punta estaba muy raspada y se veía blancuzca... las tiritas que adornaban el cierre que iba desde los tobillos hasta la parte alta, ya estaba deshilachadas... pero eran cómodas y me brindaban la seguridad que me haría falta al enfrentar las miradas (unas de burla, otras de pena ajena y una que otra de admiración...).
Llegamos a casa de la abuela... y apenas bajamos del coche mi mamá procedió a checar que todos íbamos en orden... apretó los moños del vestido de cada una de las niñas... y a mi hermano le ajustó la pequeña corbata color vino. Cuando estaba parada frente a mí, me dijo que estaba orgullosa y que sabía que todo me iba a salir muy bien.... le sonreí y me encaminé hacia la casa para comenzar con el (maldito) ritual de saludo a todos los tíos, tías, abuelo, abuela y demás adultos presentes... Los besos, los abrazos, los 'estás grandísima'... los 'enqueañovas' y todas esas frases de cajón me ponían de muy mal humor... casi tanto como los pellizcos en los cachetes y las sentadas en las piernas de los que decían quererme mucho (¬¬)...
Cuando por fin terminé de saludar a todos.... de decir 20 veces 'voy en primero de primaria y ya sé leer'... y sobándome los cachetes (que seguro eran muy antojables para los pellizcos... inches manchados!!!!) me dispuse a jugar con mis chorrocientosmil primos y primas... los encantados, las coleadas, la víbora de la mar y otros tantos jueguitos lograron entretenerme durante un buen rato hasta que llegó una de mis hermanas y me dijo que papá la había mandado a avisarme que YA...
No había un escenario como tal, pero el descanso de la escalera funcionaba muy bien para eso... así que fui y esperé mi turno. Ya el tío 'Pancho' le dedicaba unas palabras a nuestra querida 'cabecita de algodón'... el primo Pablo le cantó una canción... la tía Chuvi le dijo lo mucho que la quería... y mi papá anunció: Y ahora con ustedes, habiendo trabajado mucho en ello y con todo el cariño de la familia 'wachismerrys' (o sea nosotros)... Lauritaaaaaaa!!!!
Puta madreeee!!!... cada paso que daba era un revoloteadero en mi pancita... iba subiendo lentamente los 6 escalones y pensando: si el esfuerzo es mío... ¿por qué dice que de toda la familia?... en fin, llegué al descanso de la escalera... me paré con los pies muy juntitos... mordía mi labio inferior que por alguna razón no paraba de temblar al igual que mis rodillas... levanté la cara y miré a todos expectantes de mi actuación... miré a mi papá que sin parpadear y con cara sonriente me animaba a comenzar.... mi mamá sonreía tierna con las manos entrelazadas y apoyando su barbilla en ellas... mis hermanas y mi hermano, sentados al pie de las escalera mirándome fijamente... Mi abue curiosa pero feliz....
Sentí que los ojos se me iban llenando de agüita sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo... mis manos se apretaban nerviosamente una a la otra... agaché la mirada y vi la punta de mis botitas... sucias y raspadas... aclaré la garganta.... ejem... ejem... levanté la vista y.....
Para mi abue... con mucho cariño... de mi parte y de mi familia: Fusiles y Muñecas...
Juan y Margot, dos ángeles hermanos que embellecen mi hogar con sus cariños,
se entretienen en juegos tan humanos que parecen personas desde niños...
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Al terminar, aplausos por parte de todos.... lágrimas en los ojos de mi mamá y sonrisota con aplauso frenético por parte de mi papá.... mis hermanos también muy contentos... la abuelita más.... ¿y yo?... FELIZ!!
Bajé de la escalera en los brazos de mi papá...
Quizá desde entonces creo que la apariencia es lo de menos... aunque es una de esas cosas que tomo del lado contrario... en realidad no me importa ni juzgo a la gente por su apariencia... y desearía que ellos hicieran lo mismo conmigo... pero creo que puedo confiar más en una persona que es sencilla y cero poses...
De hecho tengo muchas anécdotas en las que no soy salvada por como visto... sino lo que tengo y lo que soy... que tal vez no es mucho... pero que es lo que realmente importa y de la misma forma... es lo que YO veo en las personas....
Sé que los zapatos no hicieron la diferencia... o quizá sí... pero no dejaré de ser pandrosa jamás, jamás....
Pero no... no soy jipi!!
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