Desde siempre he tenido muy clara mi escala de valores, quereres y prioridades… A pesar de todo acepto con orgullo la formación que me dieron en casa… las enseñanzas compartidas por mis padres, abuelos, tíos, hermanos y cuanta persona se haya entrometido en lo que a mi educación concernía…
Los amigos también han sido parte fundamental y de hecho todas las personas que se han cruzado por mi viduchita de porquería han tenido que ver en lo que soy ahora. Muchos se quejan, muchos me reprochan y otros tantos están temerosos de los cambios que ha habido y que inevitablemente habrá (o hay) conmigo y los lazos que nos unen.
Es muy difícil para mí querer a alguien que no forma parte de mis quereres predefinidos… me refiero a aquellas personas que se han ido agregando a mis días sin tener algún tipo de lazo sanguíneo o político… o de esos que casi te obligan a considerarlos cercanos… Sin embargo, cuando alguien se gana mi corazoncillo de porra… me ha ganado completita y eso, créanme, es harto chido.
La chida no es/era de piedra… lo que pasa es que es muy difícil confiar en la gente cuando se han visto cosas que… no, no, no… pero me gusta apapachar y que me apapachen. Me gusta ser agradecida y además me gusta dar, entregarme cuando creo que algo/alguien vale la pena.
Siempre he dicho que mi primer querer es mi familia… Sé que sin ellos la vida no sería la misma, sé que el muégano que formamos es deliciosamente práctico y además funge como motor de ésta viduchita que a ratos se derrumba por estupideces pero que sabe… siempre van a estar ‘ellos’ ahí para mí…
Mis papás son geniales, a pesar que ambos tienen un (puto) genio de la rechingada… sí, sí… es hereditario, lo sé. Pero debo reconocer que juntos han hecho un trabajo extraordinario en cuanto a hacer/amar/formar seres humanos con grandes cualidades en todos los aspectos… Ah huevo… ps son mis papás!!
Desde siempre los he visto a los dos con gran admiración, respeto y ganas de algún día poder parecerme aunque sea mínimamente a ellos… Jamás he dudado de su amor aunque muchas veces cuestioné (y lo sigo haciendo) sus métodos y reglas para conmigo y mis hermanos. Si bien siempre he sido una rebelde, también reconozco que me equivoco y la cago a cada rato… pero también sé que cuento con la capacidad de hacer bien las cosas y esforzarme porque los resultados sean siempre (casi) los mejores.
Mi papá siempre dice: Sé el mejor en lo que hagas… y… si algo vale la pena hacerse, vale la pena hacerlo bien. Esa es una filosofía de vida que justifica mi necedad y excesivo afán de que todo se haga justo como debe hacerse… ni más, ni menos… simplemente BIEN.
Uno de los pilares base en la educación de cada uno de mis hermanos y mía fue el conocimiento, amor y práctica de la religión católica que es, además, otro de mis quereres. Desde pequeños fuimos formados en los valores y mandamientos que ésta institución proclama. Nos bautizaban siendo bebés (y yo NUNCA reprocho esto, al contrario, lo agradezco)… mi mamá nos enseñaba las oraciones básicas y desde hace mucho existe en casa la costumbre de rezar juntos, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles ya sea en la familia o en situaciones de índole social, económico, político o natural.
Feliz hice mi primera comunión a los 8 años… mi abuela se encargó de la preparación para dicho evento y un día de la Vírgen de Guadalupe me integraba yo a las filas de aquellos que satisfacen el hambre del alma a través de un ritual que hoy, tristemente ya no valoro como en aquel entonces.
Cuando era una pubertilla loca me dio por negar aquello que siempre ha sido parte de mí. Me escapaba un par de horas los domingos y al volver decía que ya había ido a misa y así tener contentos a mi cabecita de algodón y a mi papá… lo malo es que un día me cacharon haciéndome pendeja en la calle mientras, según les había yo dicho, estaba escuchando la palabra de Dios… El sermón no se hizo esperar y mis técnicas ‘engañatorias’ tuvieron que ser mejoradas…
A pesar de todo siempre me mantuve cerca de lo que mis papás me enseñaron y a los 17 años ya era catequista de un grupo de niñitos de entre 4 y 7 años… ahí estuve cada sábado, durante 4 años, tratando de compartir un poco de lo que me hacía sentir bien. Después me alejé por un tiempo pues el trabajo, los amigos, la gente en general… pero más adelante me hice cargo de un grupo de jóvenes durante casi 3 años… ah! En esa etapa sucedieron tantísimas cosas que hoy ya solo sonrío al recordar…
Hoy ya solo pertenezco a un coro en el que canto cada domingo… es decir, mi asistencia a misa no se volvió a interrumpir desde hace ya varios años… En diciembre cumplo 6 de estar en el coro y mis necesidades espirituales están siendo cubiertas por ahora.
Nunca he sido una católica de biblias y golpes de pecho… he tratado de adquirir un criterio propio y de hacer las cosas conforme yo creo que deben hacerse y no me importan algunos detalles con los que, definitivamente, no estoy de acuerdo ni lo estaré jamás.
Mientras más claras las cosas, mejor. El querer más importante con el que cuento ahora y que de a poco se ha de integrar al más grande de todos: mi familia; es Héctor, mi novio. El plan, como saben mis queridos 2 que 3 lectores, es compartir nuestras vidas y casarnos suena como una buena opción. Sin embargo mi querido Tarzán es divorciado y esa es una razón para que la iglesia católica nos señale a ambos como adúlteros… y obvio no nos permite o acepta en unión frente a Dios… pero ñehhhh… ahora sé que hay cosas mucho más importantes y que el Dios que mi mamá me enseñó a conocer es mucho más grande que una regla extraña…
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Los amigos que he hecho a lo largo de mi vida y que aún permanecen en ella son simplemente uno de los tesoros más valiosos con que he sido premiada, a ratos sin merecerlo. También ellos han tenido su aportación en mí y yo se los agradezco infinitamente. Algunos son amigos de borrachera… otros de plática y debate intelectual… unos más de kleenex, mocos y tequierounchingogüey… pero todos son parte de mí y los quiero un chingo… güey!
Me asusta un poco que ellos piensen que me voy a alejar, que crean que la relación ha de cambiar radicalmente por como se van presentando las cosas ahora.
El más asustado de todos es Rafa, por un lado se siente feliz por mí y por otro (lo entiendo) teme perderme aunque me he cansado de repetirle que no será así…
Los quereres están ahí, no se acaban… quizá se modifican y puede que con el pretexto de que todo evoluciona pero… no mamen!... lo quiero eso es lo único que jamás va a cambiar…
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Otro de mis quereres es mi trabajo… en algunas ocasiones ha sido el obstáculo que se interpone entre otras personas y yo, incluyendo a mi familia… en algún momento fue el pretexto perfecto para alejarme de la realidad… pero sobre todo es lo que me hace sentir viva y útil en este mundillo de cochinada que a ratos margina y hace a un ladito…
Ya he hablado de esto pero vale la pena repetir que AMO mi profesión y que soy feliz de mantenerme dentro del mundo laboral con un alto nivel de competitividad y claro… correteando la chuleta porque si no… me quedo sin tragar… je!
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Las cosas quedan así:
Familia: Los amo y gracias por estar ahí para mí siempre que los necesito…
Religión: Tampoco ha de cambiar nada… sin embargo ahí he crecido y me he formado como persona pensante… además de espiritual y sensible… Puedo pasar por alto esto de no aceptarme con mi tarzán… y ahí seguiré igual.
Héctor: Espero que éstas 2 palabras y lo que ves en mis ojos cuando me miras fijamente lo digan todo: TE AMO!
Amigos: No mamen, no chillen… ah ¿ya ven cómo son maricas?... si yo los quiero harrrrto y nunca se van a deshacer de mí…
Chamba: QUIERO MÁS!
SOY LA CHIDA DE LA HISTORIA!!!...
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2 comentarios:
¿Neta nunca?
¡Chale...!
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