miércoles, agosto 31, 2011

Proyectos...

Como no queriendo la cosa, agosto ya está por finalizar... 31 y yo nomás no me la creo... Agosto y septiembre son siempre difíciles para mí... no en el aspecto personal, sí en el laboral... aunque este año, para variar, me está pesando enfrentar los 29 que, amenazantes, anuncian su triunfal llegada a mi viducha... ¡pos ya qué!

Trato de no sufrir con la idea aunque, debo confesarlo (y ustedes ya lo sabían), no lo consigo... al menos no como yo quisiera.

Hace un mes me cayó el 20 de que ya estoy más pa'llá que pa'cá... la juventud está haciendo mutis de mi vida y, sigilosa, pretende emprender la graciosa huída... Lo peor del caso es que yo no puedo hacer nada para evitarlo... Bah!

Si alguien me hubiera preguntado cómo me visualizaba a los 29 años... obvio lo habría mandado a la chingada porque, a mí, esas preguntas me parecen tan babosas... Sin embargo me doy cuenta que ya no soy una chamaquita, que mis pantalones rotos, mis tenis mugrosos, mis cabellos despeinados y mi actitud desfachatada están a punto de rayar en lo ridículo...

El punto de todo esto es que, a partir del down por la edad, me di a la tarea de tomar cartas al respecto y de ahí surgió un proyecto que denominé: 'Adiós a la fodonguez'.

En qué consiste, se preguntarán, se trata de un cambio (no radical) en cuanto a mi apariencia física... ya saben, hacer de esas cosas que, se supone, hacen las mujeres de mi edad...

Regla No. 1.
La más complicada de cumplir. No ir en tenis o chanclas a la oficina.
Y yo con mis patas de niña de rancho que sufren al estar encerradas... =( Compré unos cuantos pares de zapatos... mas los que ya tenía ahí arrumbados y guardé mis montones de tenis de todos colores, que tanto quiero. Snif.


Regla No. 2.
Peinarse todos los días.
Aún no descubro la manera de arreglar mis cabellos... tan pocos, cortos, lacios y delgados... Por ahora me las arreglo con la secadora y un peine... lo cual es un gran avance porque, antes, los peines y cepillos no formaban parte de mi rutina diaria... Je!


Regla No. 3.
No utilizar playeras di'hombre para ir a la oficina.
Es que no me pueden negar que eso de la 'pandrosez' es rete cómodo... lo cierto es que yo llevaba sumergida 10 años en el mismo look de 'creativita/artistoide'... y pos ya chole, ¿no?


Regla No. 4.
Maquillaje.
No vale utilizar el pretexto de: 'más natural es mejor' para evitar darse un zarpazo de tigre por las mañanas... claro que tampoco vale eso de salir como payasito de crucero... Algo sencillo pero que no parezca que me acabo de levantar... aunque sí.


Regla No. 5.
Usar aretes.
¿Qué es eso de ir por la vida pareciendo chamaco?... ¡y feo! Un bonito par de aretes ayudarán a que me crea eso de la 'feminidad'... ajá. Bueno, tal vez no, pero se ven re bonitos...


Reglas a las que todavía no le entro... quizá algún día, tal vez nunca. ¬¬
  • Planchar mi ropa.
  • Usar faldas
  • Usar pantalones cortos
  • Pintar las uñas de mis pies
  • etecé, etecé, etecé...
No me mal entiendan, sigo pensando que una persona vale por lo que es, por lo que hace, quizá por lo que sabe... y no por como se vea... pero eso no lo entiende el mundo laboral, los clientes o los colegas... además, confieso, estoy explotando un poco a la 'damita' que llevo dentro porque, aunque no lo crean, mis queridos 2 que 3 lectores... en el fondo lo estoy disfrutando.

Es obvio que eso no cambia lo que soy, lo que siento, mis quereres o mis prioridades... es solo que trato de adaptarme pues, los retos a futuro, están mucho más cerca de lo que parecía... y yo, como siempre, ansiosa por agarrar al toro por los cuernos.

* * *

Mañana comienza, oficialmente, el mes de mi (des)cumpleaños... el mes de más trabajo, el mes patrio y el mes en que la historia de mi familia habrá de enfrentar cambios, fiestas y nuevos retos...

¡Somos los chidos de la historia!

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domingo, agosto 07, 2011

¡Ahí está la falsedá!

Cuando mi abuela Mercedes (qepd), mamá de mi papá, notaba algún error o defecto en cualquier cosa, persona o situación solía decir: ahí está la falsedá...


Hasta hace (no) poco comencé a darme cuenta de las distinciones y favoritismo de la madre naturaleza con el pretexto perfecto de la herencia genética. Mis hermanas se la pasan quejándose de que papá les heredó los cachetes y la cara de luna... mi mamá nos heredó, a todas, la frente amplia... y yo, bueno, yo no sé a quién más achacarle mis múltiples defectos...

Quizá es que no debería quejarme tanto, con todo este tiempo navegando por internet y mis, casi, 29 años deambulando por este mundillo de porquería, he podido ver lo que es la fealdad... y en serio digo 'fealdad', no mamadas...

Es cierto que no tengo la, blonda y espesa, cabellera que me encantaría tener, es cierto que tengo dedos y uñas de Frodo, cierto es también que mi cuerpo parece más un tambo abollado que otra cosa... sin embargo me gusto, me quiero harto, harto y también, cierto es, que no por ello dejo de hacer una que otra tontería que, al final, solo fomenta/demuestra mi gusto por lo sencillo, práctico y natural.

No sé si por ansiedad o puritita manía me encanta morder mis uñas... aunque últimamente lo controlo un poco... pero de ahí mis dedos de 'jobit'... La primera vez que decidí ponerme uñas postizas, fue por mera solidaridad con una de mis hermanacas que, en ese entonces, hacía sus prácticas de la escuela de belleza. Mis dedos, chaparros y regordetes, lucían unas bellas, largas y re postizas uñas de acrílico blanco. El dolor, la incomodidad, la ansiedad y la desesperación eran insoportables al grado de arrancarme las uñas 2 días después...

No las mías, las de acrílico nomás...

Pero uno tiende a tropezar una... y otra... y otra... y otra vez con la misma pinche piedra y yo, queridísimos 2 que 3 lectores, no soy la excepción. Creo que cada vez que vuelvo a dejar que me pongan uñas termino, después de un par de días, regañándome por pendeja e intentando deshacerme de eso que no es mío.

La experiencia más reciente fue: 'pestañas'. Sí, la chida tiene ojitos pispiretos y coquetones... pero con 2 que 3 pestañitas chaparras y caídas... como de vaca, vaya. Un día, una de mis hermanacas me dijo que tenía una amiga que se dedicaba a poner pestañas postizas, que además lo hacía a domicilio pero, ojo, no son cualquier tipo de pestañas... Estas son naturales, no son de esas como de teiboldancera... son más bien 'extensiones' y te duran, uy... lo mejor es que dices adiós al rimel, al maquillaje en los ojos porque, bueno... son una maravilla.

Corte A: la chida lloriqueando porque el adhesivo es rete fuerte, la pestaña no agarra, es que tienes bien poquitas... Ay, me cuesta trabajo pegarlas porque se me esconden, es que están re güeras y... ¡Te quedaron hermosas!

Y era cierto, se veían fabulosas, laaaaargas, largas... chinas, chinas... negras, negras... ¡A huevo!, pensé. Lo mejor es que se veían naturales... porque como son de una por una y la chingada... Una semana me duró el gusto... sin poder dormir boca abajo o siquiera de ladito, sin poder frotarme los ojos al despertar... cosa que, por cierto, es uno de mis pequeños placeres... sin poder apapacharme acurrucada en el pecho de mi Tarzán... ¡Eso no es vida, señoras, señores y señitos!..

Ayer en la noche me despestañé... no soporté más y volví a mis ojitos pispiretos y coquetones como de vaca... pero míos completamente... sin pegamentos agresivos, sin picarle la cara a mi Tarzán cuando me besa... recordando, además, que a mí ni me gustan esas cosas, que la vanidad me atacó cuando iba en secundaria pero ya no... que por poquito o feo que sea, me quedo con lo mío...

Ayer juré, solemnemente, por el osito bimbo, vía twitter... que jamás de los jamáseses volveré a ponerme nada que no sea mío... quitarme, tal vez... jeje... y chingo a mi madre si no cumplo.

No mamen, no la chingo de forma literal, es sólo una expresión... ¬¬

Soy la chida de la historia.

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martes, agosto 02, 2011

De mi vida...

Moría de aburrimiento, me tumbé de panza en mi cama y no pude evitar pensar en lo que ha pasado los últimos años conmigo... Definitivamente no soy la misma, no tengo los mismos planes, deseos, sueños... es más, ni siquiera las mismas amistades o los mismo hábitos en mi día a día...

¿Qué cambió?, se preguntarán ustedes, mis queridos 2 que 3 lectores... o quizá no les importe pero, como están en mi blog, se chingan y ora se enteran (chin chin al que le corra ¬¬)... Pues pasó que la vida se ha puesto intensa conmigo, que las situaciones se han tornado más complicadas y que mis intereses, poco o nada, tienen que ver con los de antes...

No estoy segura pero podría decir que la vida ya me agarró de su puerquito, que las cosas se han puesto tan difíciles nomás porque, como el presunto culpable, iba yo pasando por ahí y le gusté a alguien para sufrir un rato... ¡no mamar!

Entre los eternos problemas con mi salud, las descomposturas del chidomovil, los obstáculos que salen de la nada y mi mala suerte... argh!, ya pido esquina.

A ratos me niego a pensar que he madurado... y no es con orgullo que lo digo/escribo... pero la necesidad y la convicción me han empujado a prestar atención a cosas que antes me valían madre...

Quizá es que sigo lloriqueando por cuestiones que no está en mis manos solucionar, los detalles infelices hacen que se me olvide lo chida que soy, los tropezones me hacen trastabillar y, a ratos, besar el piso... pero después me levanto, aunque con la trompa 'floreada', y le entro a los guamazos, ¡ya qué!

Para los que se lo preguntan, porque no me siguen en tuiter o feisbuc, sigo (feliz y enamorada) con mi Tarzán del alma... ¿quién, si no, me ayudaría a soportar las cachetadas guajoloteras que me da el destino (maldito, maldito)?... Y somos 2 los que le hacemos frente al enemigo... =D

* * *

Las últimas semanas me vi forzada a convertirme en usuaria, nuevamente, del transporte público... sí, mi cochecito se puso mamila y me abandonó un buen rato... y recordé/sufrí la belleza/folklore de los autobuses y sus tripulantes, tan graciosos y pestilentes... los taxis y sus choferes que miran libidinosa y puercamente, te hacen 'la plática' y, después, te cobran las perlas de la vírgen y te sacan (casi) a patadas de su 'unidá'... ¡nacos!

Llámenme sangrona, mamila y ridícula... pero odio la idea de viajar en camioncito o taxi... así que, chidomóvil, bienvenido a mi vida... te extrañé muchísimo.


* * *

La viducha no da treguas, eso me queda claro y yo, tan chida como siempre, estoy dispuesta a agarrarla por los cuernos, hacer de tripas corazón, fajarme los pantalones y conseguir que las cosas sean diferentes de ahora en adelante... ¡Chingao, cómo de que no!.

Soy la chida de la historia.
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