martes, agosto 02, 2011

De mi vida...

Moría de aburrimiento, me tumbé de panza en mi cama y no pude evitar pensar en lo que ha pasado los últimos años conmigo... Definitivamente no soy la misma, no tengo los mismos planes, deseos, sueños... es más, ni siquiera las mismas amistades o los mismo hábitos en mi día a día...

¿Qué cambió?, se preguntarán ustedes, mis queridos 2 que 3 lectores... o quizá no les importe pero, como están en mi blog, se chingan y ora se enteran (chin chin al que le corra ¬¬)... Pues pasó que la vida se ha puesto intensa conmigo, que las situaciones se han tornado más complicadas y que mis intereses, poco o nada, tienen que ver con los de antes...

No estoy segura pero podría decir que la vida ya me agarró de su puerquito, que las cosas se han puesto tan difíciles nomás porque, como el presunto culpable, iba yo pasando por ahí y le gusté a alguien para sufrir un rato... ¡no mamar!

Entre los eternos problemas con mi salud, las descomposturas del chidomovil, los obstáculos que salen de la nada y mi mala suerte... argh!, ya pido esquina.

A ratos me niego a pensar que he madurado... y no es con orgullo que lo digo/escribo... pero la necesidad y la convicción me han empujado a prestar atención a cosas que antes me valían madre...

Quizá es que sigo lloriqueando por cuestiones que no está en mis manos solucionar, los detalles infelices hacen que se me olvide lo chida que soy, los tropezones me hacen trastabillar y, a ratos, besar el piso... pero después me levanto, aunque con la trompa 'floreada', y le entro a los guamazos, ¡ya qué!

Para los que se lo preguntan, porque no me siguen en tuiter o feisbuc, sigo (feliz y enamorada) con mi Tarzán del alma... ¿quién, si no, me ayudaría a soportar las cachetadas guajoloteras que me da el destino (maldito, maldito)?... Y somos 2 los que le hacemos frente al enemigo... =D

* * *

Las últimas semanas me vi forzada a convertirme en usuaria, nuevamente, del transporte público... sí, mi cochecito se puso mamila y me abandonó un buen rato... y recordé/sufrí la belleza/folklore de los autobuses y sus tripulantes, tan graciosos y pestilentes... los taxis y sus choferes que miran libidinosa y puercamente, te hacen 'la plática' y, después, te cobran las perlas de la vírgen y te sacan (casi) a patadas de su 'unidá'... ¡nacos!

Llámenme sangrona, mamila y ridícula... pero odio la idea de viajar en camioncito o taxi... así que, chidomóvil, bienvenido a mi vida... te extrañé muchísimo.


* * *

La viducha no da treguas, eso me queda claro y yo, tan chida como siempre, estoy dispuesta a agarrarla por los cuernos, hacer de tripas corazón, fajarme los pantalones y conseguir que las cosas sean diferentes de ahora en adelante... ¡Chingao, cómo de que no!.

Soy la chida de la historia.
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