... y lloro...

A veces mis emociones requieren un empujoncito para salir a la luz pública a través de letras, hoy fueron las líneas escritas por mi hermanaco Luisz hablando de su familia, particularmente de su mujer... a la que yo, de manera pública agradezco la felicidad que le brinda a mi querido solecito.

Hoy es cumpleaños de Astrid, el sábado hubo una reunión para festejarla y yo no pude asistir... como no tampoco pude asistir al baby shower de mis sobrinos a los que, tristemente reconozco, ni siquiera he podido besar y abrazar pues, entre Querétaro y el DeFe, hay algunos kilómetros que nos separan y complican la convivencia.

 Y es que siempre se atraviesa algo y yo, con las complicaciones de mi viduchilla de porquería, no me he podido desplazar a territorio de galleta de arcoirirs... en fin, los pretextos son lo de menos y, en realidad, mis necesidades no han correspondido a las situaciones de la (estúpida y cruel) realidad.

A ratos me preocupa no estar presente (de manera física) en la vida de una de las personas que más quiero, respeto y admiro... alguien que ha estado en los momentos más difíciles de mi viducha y quien, además, aceptó ser mi hermano mayor sin ninguna obligación consanguínea de por medio... Te quiero chorros, hermanacote.

Ahora ya no es solo él, están también Astrid, Mateo y Rodrigo a los que, no por compromiso... también quiero mucho... aunque los bebés no tengan idea de quién es su tía más chida. Snifs.

Espero que ellos (los 4) sepan que, aún a la distancia, tienen a una pecosa llorona que  los quiere y los tiene presente siempre en las peticiones y oraciones aldealláarriba.

Hoy, con el cumpleaños de mi cuñadaca como pretexto, quiero decirles lo mucho que los quiero y que, siempre siempre siempre, voy a pedir/desear lo mejor para ellos...

Soy la (tía) chida de la historia.