Siempre he dicho que me encanta mi familia, la amo más que a cualquier cosa en el mundo... si tuviera la posibilidad de elegir, seguramente serían nuevamente 'ellos' quiene ocuparían ese lugar. Mi familia es muy grande, tan grande que cada que lo cuento no faltan expresiones de susto o sorpresa...
Mi mamá tuvo 16 hermanos y mi papá 9... yo tengo 8. Las reuniones familiares son verdaderas pachangas y, claro, no todos nos queremos tanto como deberíamos. La relación que llevo con tíos y primos no es la mejor... a ratos prefiero no enterarme de lo que pasa en sus vidas porque... pues porque seguramente no son cosas de las que, ni ellos ni yo, nos sentiríamos muy orgullosos.
Mis abuelos son un encanto... no sé si lo que hayan hecho en sus años mozos sea motivo de alabanza, tampoco me interesa... no los juzgo, solamente los amo por lo que representan para mí, lo que me dieron en mi infancia, los besos, abrazos, 'domingos', apapachos y detalles felices... Hoy los miro con ternura y muchas ganas de que el tiempo no siga su curso y ellos sean mis eternas 'cabecitas de algodón'.
Mis papás están jubilados, ambos, y el tiempo se les va en 'el negocito' (una mercería que fue, siempre, el capricho de mamá), los arreglos de la casa vieja y la adquisición de nuevos detalles para 'la casa nueva'... Mi mamá se preocupa por los kilos de menos y los de más, por la comida de moda o la ropa moderna para mujeres maduras... Mi papá acrecenta, cada vez más, su colección de herramientas que, irónicamente, cada vez usa menos... Pasea por la casa tratando de encontrar cualquier desperfecto, cualquier espacio en el qué perforar con el taladro nuevo y colgar algún 'cuadrito' que ayude a que el ambiente sea más acogedor.
En la casa ya sobran habitaciones, los espacios hacen eco de tan vacíos que se han ido quedando. Actualmente 2 de mis sobrinos alegran los días de todos los que corremos a esa casa buscando refugio, tratando de reencontrarnos con lo que somos porque, la vida fuera del nido, es muy complicada...
A ratos trato de recordar cómo fueron mis últimos años ahí, cuando muchas cosas me valían madre y trataba de no pensar en lo que dejaba al hacer mis maletas con el pretexto de independencia y autosuficiencia... pero no puedo. Entonces veo las cosas como son hoy en día, la forma distinta en la que me tratan... lo mucho que me quieren sin importar que ya no viva ahí... pero me recuerdan que sigo perteneciendo. ¡Qué chido!
Algunas veces mi mamá prepara mis comidas favoritas y, si no estoy, hasta me las lleva a mi casa... Mis hermanas siempre están al pendiente de lo que me pasa, estamos en constante comunicación, no hay día en que no hablemos, aunque sea vía telefónica. Mi papá sigue haciendo como que no le importa, pero yo sé que sí... y, últimamente, hace cosas para llamar mi atención... seguro él sabe cuánto lo amo y que, pase lo que pase, siempre estaré ahí para él.
Lo chido de todo esto es que, casi sin pensarlo, yo estoy construyendo 'otra' familia... Comparto mis días con el mejor hombre que pude haber encontrado y que, además, corresponde al amor que le tengo... Están sus hijas y... dentro de un tiempo (poco o mucho, no lo sé) estará(n) alguien más completando este bonito cuadro.
Mi (nueva) familia no es/será tan grande, no en número, sí en amor, unión y felicidad... va a ser/es la familia más chida de la historia.
Soy la chida de la historia.
Mi mamá tuvo 16 hermanos y mi papá 9... yo tengo 8. Las reuniones familiares son verdaderas pachangas y, claro, no todos nos queremos tanto como deberíamos. La relación que llevo con tíos y primos no es la mejor... a ratos prefiero no enterarme de lo que pasa en sus vidas porque... pues porque seguramente no son cosas de las que, ni ellos ni yo, nos sentiríamos muy orgullosos.
Mis abuelos son un encanto... no sé si lo que hayan hecho en sus años mozos sea motivo de alabanza, tampoco me interesa... no los juzgo, solamente los amo por lo que representan para mí, lo que me dieron en mi infancia, los besos, abrazos, 'domingos', apapachos y detalles felices... Hoy los miro con ternura y muchas ganas de que el tiempo no siga su curso y ellos sean mis eternas 'cabecitas de algodón'.
Mis papás están jubilados, ambos, y el tiempo se les va en 'el negocito' (una mercería que fue, siempre, el capricho de mamá), los arreglos de la casa vieja y la adquisición de nuevos detalles para 'la casa nueva'... Mi mamá se preocupa por los kilos de menos y los de más, por la comida de moda o la ropa moderna para mujeres maduras... Mi papá acrecenta, cada vez más, su colección de herramientas que, irónicamente, cada vez usa menos... Pasea por la casa tratando de encontrar cualquier desperfecto, cualquier espacio en el qué perforar con el taladro nuevo y colgar algún 'cuadrito' que ayude a que el ambiente sea más acogedor.
En la casa ya sobran habitaciones, los espacios hacen eco de tan vacíos que se han ido quedando. Actualmente 2 de mis sobrinos alegran los días de todos los que corremos a esa casa buscando refugio, tratando de reencontrarnos con lo que somos porque, la vida fuera del nido, es muy complicada...
A ratos trato de recordar cómo fueron mis últimos años ahí, cuando muchas cosas me valían madre y trataba de no pensar en lo que dejaba al hacer mis maletas con el pretexto de independencia y autosuficiencia... pero no puedo. Entonces veo las cosas como son hoy en día, la forma distinta en la que me tratan... lo mucho que me quieren sin importar que ya no viva ahí... pero me recuerdan que sigo perteneciendo. ¡Qué chido!
Algunas veces mi mamá prepara mis comidas favoritas y, si no estoy, hasta me las lleva a mi casa... Mis hermanas siempre están al pendiente de lo que me pasa, estamos en constante comunicación, no hay día en que no hablemos, aunque sea vía telefónica. Mi papá sigue haciendo como que no le importa, pero yo sé que sí... y, últimamente, hace cosas para llamar mi atención... seguro él sabe cuánto lo amo y que, pase lo que pase, siempre estaré ahí para él.
Lo chido de todo esto es que, casi sin pensarlo, yo estoy construyendo 'otra' familia... Comparto mis días con el mejor hombre que pude haber encontrado y que, además, corresponde al amor que le tengo... Están sus hijas y... dentro de un tiempo (poco o mucho, no lo sé) estará(n) alguien más completando este bonito cuadro.
Mi (nueva) familia no es/será tan grande, no en número, sí en amor, unión y felicidad... va a ser/es la familia más chida de la historia.
Soy la chida de la historia.