Definitivamente no soy un pan de Dios... ninguna perita en dulce y menos una monedita de oro... No soy ni lo más remotamente cercano a una buena persona y, sin embargo, estoy llena de bendiciones y cosas bonitas... Quizá no sea porque yo lo merezca, ni siquiera podría explicar las razones por las que termino salpicada de detalles chidos y personas que lo son mucho más...
'La chida de la historia', me autodenomino y hay quienes pensarán que me queda grande el mote pero a esas personas les diría que me importa un cacahuate lo que opinen (si sabes quién eres, ¿qué chingados haces aquí?)... Me siento chida porque me sé con la capacidad de sobrevivir a esta viduchilla de porquería... porque sé que, pase lo que pase, haré frente a la situación y... aunque a veces tropezando o cojeando, quizá desangrándome; haré lo posible por llegar a la meta fijada.
El único mérito que acaso tengo es 'saber luchar'... no sé si con los mejores métodos o siquiera los más ortodoxos... pero jamás dejo de luchar. A ratos me caigo... y lloro porque me duele, puede que me permita un rato de sobarme el golpe, aplicar pomada y pegar un curita en mis heridas pero después, aunque siga doliendo, me levanto para pedir que no detengan la pelea, que puedo y quiero continuar hasta el último round.
El último año ha sido complicado... ¡mucho!, pero quizá es cuando más y mejores cosas he aprendido. Dios y la vida me permitieron llegar al fondo, caer de mi zona de confort y entender que no soy el ombligo del mundo, que las comodidades no son eternas y que la humildad no es uno de los valores más fáciles de mantener. Enfrenté momentos de rabia, soledad, temor, tristeza y apatía. Me atrevía a reclamar aldealláarriba por lo que no tenía y añoraba con falsa honestidad. Vi y valoré lo que sí tengo... las personas que me aman y que, sin fijarse en mis debilidades, me lo demostraron todo el tiempo.
El amor, ah... bendito sea el amor. De los tropezones con la vida pude entender que no estoy sola, que mi gente me quiere. Mi familia ha estado siempre ahí, soportando mis caídas y sosteniéndome para que no me rinda jamás... Mi Tarzán, amado mío... es de lo mejor que me ha sucedido, de lo que menos creo merecer... mi mejor amigo, confidente y amante. Si yo pudiera reprocharle algo sería: ¿por qué tardaste tanto en aparecer?...
... Hoy no venía a escribir nada en específico, es que si no atiendo el changarro me vuelvo loca. Ya sé, ya sé... tanto tiempo estuvo abandonado y por eso ya casi no viene nadie a visitar, espero seguir teniendo lectores... espero venir a escribir buenas noticias muy pronto... espero... espero.
Dios concede milagros, de eso no me queda ninguna duda... y le agradezco el bienestar de los míos. No lo merezco... ellos sí.
Soy la chida de la historia.
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