jueves, enero 03, 2019

DosMilDiecinueve

Han transcurrido 3, casi 4 días de este año, creo que ya no vale un recuento de lo que haya pasado el anterior, sin embargo, haciendo uso de mi derecho inalienable de utilizar este blog como se me dé mi chingada gana, diré que terminé el 2018 con el corazón lleno de agradecimiento y con muchas ganas de festejar al lado de los míos, a pesar de todo.

[Pongan aquí la música más dramática que tengan a la mano]

El día después de navidad, salí a caminar por las calles del centro de mi Querétaro lindo con mi Tarzán y su hija. La idea era disfrutar la decoración navideña, la iluminación, tomar fotos y tomar un café. Al final del recorrido, decidimos ir al templo de Santa Rosa de Viterbo pues, ahí, el gobierno del estado lleva a cabo una proyección animada sobre la fachada del edificio, en fin, algo bonito y muy navideño. Yo iba tomada del brazo de Héctor, suelo ir así siempre pues, sobre todo por las noches, me cuesta mucho trabajo caminar sin tropezarme, ya saben, mis ojitos pispiretos que ya se quieren jubilar. Todo había ido bien pero, apenas unos pasos dentro de la pequeña plaza, caí estúpida y ridículamente con tooodo mi peso sobre la rodilla. ¡Puta madre y puto oso!

Equis, mi dignidad salió tan raspada como mi rodilla que, esa noche no me dejó dormir de tan hinchada y adolorida que estaba. Cojeé durante varios días.

La madrugada del 31 de diciembre, mientras dormía plácidamente como el angelito que soy (¡qué¡ ¿no?) desperté abruptamente, un dolor indescriptible en las piernas me estaba haciendo sufrir, y gritar, y llorar mucho. Mi pobre Tarzán despertó también muy asustado. Mis piernas estaban teniendo una serie de calambres al mismo tiempo. Si usted ha sufrido uno de esos, sabrá que duelen como la chingada imaginen ahora lo que dolerán muchos calambres al mismo tiempo y en ambas extremidades. ¡Vale pito!

Aún así, di gracias a Dios por la vida, por mi familia, por el amor, por la felicidad. Por supuesto, le pedí salud y disposición para estar bien, le pedí que me regale muchos fines de año más, ojalá con menos caídas y dolores. Le pedí que me permita seguir haciendo lo que me gusta, aunque sea poquito, y que cuide a los que quiero.

Y heme aquí, dispuesta a lo que venga... 2019 ya, qué alegría.

Soy la chida de la historia.

1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

¿Si lee los comentarios? porque estaba siguiendo este blog pero sin retro alimentación no sé ni si quiera si vale la pena hacer comentarios ¿o sólo puede comentar gente que usted conozca? no sé.