martes, septiembre 24, 2024

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De pronto me cuesta trabajo aceptar mi edad, los años se vuelven difíciles de contar pero, no no, no me mal entiendan, me refiero a la costumbre, a las expectativas superadas. Hace 8 años yo ni me visualizaba aquí, quiero decir, en la tierra, con vida y, bueno, los planes de Dios son siempre misteriosos pero sabios, sin duda.

Hace poco más de una semana fue mi (des) cumpleaños y, como cada trecedeseptiembre, fui sorprendida muy gratamente porque toda la gente que me quiere me obsequió con regalos, mensajes y hermosas palabras que me recordaron lo bendecida y afortunada que soy... ¡Gracias, gracias, Diosito!

Esta entrada es meramente presuntuosa y, claro, se trata de compartir con los dos que tres que aún me leen, lo feliz que fui el día de mi cumple y todos los días porque estoy rodeada de gente increíble. 

Gracias mil. 
Soy la Chida de la historia. 

jueves, febrero 22, 2024

Es la fecha, Eddy.

El calendario conspira en mi contra, sólo ver la fecha de hoy hizo que mi corazón se estrujara poquito y me dieran ganas de llorar. Pensé que ya lo había superado, aunque jamás olvidado... Es sólo que hace exactamente 16 años me enteré de algo que cambió mi vida por completo. No fue sólo la muerte de mi 'mejor amigo', sino todo lo que vino después: los meses de insomnio y depresión, los más de 20 kilos menos, el desdén por mi salud e intrgridad física, encontrar el amor (o lo que yo, confundida, creí que era), huir de mi trabajo porque mi cabeza no podía con todo y luego pasar del peor al mejor momento de mi vida.

Hoy justo pensaba en él, en lo divertido de mis días a su lado... Pero después vino lo de la fecha y, en fin. Donde estés, gracias por haber pasado por mi historia y por todo lo chido que dejaste en ella. Besos eternamente, feliz cumpleaños. 

Soy la Chida de la historia. 

viernes, enero 19, 2024

Ojitos míos.

Esta vez la consulta no es para mí, hoy solo funjo como intento de acompañante... Mi mamá ha pasado por 2 cirugías recientemente, una en diciembre y otra hace una semana y, a pesar de todo lo complicado e incómodo que podría parecer, me atrevo a decir que todo ha valido la pena.

Mi mamá tiene 71 años, es diabética e hipertensa y, por si fuera poco, en agosto del año pasado sufrió una caída con fractura de cadera y, para que su cuerpo resistiera la cirugía en la que la transformarían en Robocop, tuvieron que operarla para colocarle un catéter para diálisis peritoneal. 2 veces estuvo a punto de ir a saludar a San Pedro, pero todavía no era el momento y hoy, gracias a Dios, estamos las dos aquí, luchando como las necias que somos, pintándole dedo a las calamidades de la vida, y viendo pasar las horas en la clínica de oftalmología porque van a revisar que el resultado de la cirugía vaya como debe de: chingón. 
Mi mamá sí que es la Chida de la historia. 

Lau. 

viernes, enero 05, 2024

Noche mágica.


Desde que era niña (y supongo que como todos a esa edad), soñaba con la noche de reyes... La ilusión con la que escribía la cartita y la emoción antes de dormir, preocupada por si alcanzaría algún juguete pues, sabiamente, mis papás me habían contado que sería una noche de trabajo arduo para los tres reyes de oriente que, aunque magos, debían recorrer el mundo entero para tratar de obsequiar a cada niño del planeta con algún dulce, galleta o regalo, de acuerdo a las posibilidades... Cada año recibí, si no exactamente lo que pedía, sí un regalo especialmente pensado para mí, y yo lo agradecía con el corazón.

Después pasaron los años y la ilusión sigue siendo la misma, sólo que ahora me hablo de tú con los reyes magos y hasta me he vuelto su ayudante, así que el día (noche) ha llegado los juguetes y demás regalitos están por aparecer para iluminar ojitos llenos de amor y emoción, mismos ojitos que se negaban a cerrarse temprano pero sabiendo que la espera habrá terminado en unas cuantas horas. 

Feliz noche de reyes, mis queridos dos que tres lectores. 

Soy la Chida de la historia. 

viernes, diciembre 29, 2023

Parloteo...

Soy un puto mar de confusiones... Por un lado lo que siento y por otro lo que ya no quiero sentir.
Platicaba esta mañana con una amiga (a la que amo con todísimo mi corazón) acerca de cuan difícil es tratar con los hombres. Ellos hablan (y se quejan amargamente entre ellos) acerca de la complejidad de las mujeres y se asumen como básicos pero no, o sí, pero tanta supuesta simplicidad confunde porque quizás ellos no saben actuar por sí mismos sin cagarla cada dos segundos pero, oigan, es súper cansado dirigir y esperar resultados que, después de todo, no van a llegar.

Ya sé, carajo. Chida, ¿de qué chingados estás hablando?
Hablo del cansancio emocional que representa amar a alguien que no puede o no quiere ser lo que algún día prometió. Hablo del dolor que se calla porque como es imperceptible para los demás y ni ha de doler tanto pos, pos pa'qué. Hablo de la ilusión y la emoción que se rompen porque se cansan de esperar y hablo también de la conformidad por comodidad (dad dad). 

Hablo aquí porque allá afuera no puedo porque no tengo las agallas. Hablo quedito porque no vaya a ser que las paredes oigan y el castillo de naipes se derrumbe... Hablo con el corazón en la mano porque ya no sé qué más hacer y ya me estoy creyendo el cuento de que la loca soy yo por no saber entender, valorar o adivinar lo que está pasando del otro lado del estudio, Joaquín. 

Y ya, mejor ya no hablo porque en esta temporada hay que fingir amor, paz y armonía en los hogares. 

¡Shhhhh!

Soy la Chida de la historia.