viernes, julio 18, 2008

Cadena de sueños...

Yo diría que más afortunada que desafortunadamente tuve que enfrentar desde niña, y lo sigo haciendo, los reveses de la vida. Nunca ha sido fácil, ni para mí, ni para mis hermanos... mucho menos para mis papás. De hecho es de ellos de quienes viene la enseñanza más importante que tengo en la vida... que es el respeto por el trabajo.

'El trabajo enaltece’, diría mi papá… y no solo lo predica, sino que lo demuestra… Comenzó a atrabajar a los 5 años… Parte de una familia de origen humilde, mi abuelo había sido peón de una hacienda durante toda su vida, hasta que decidió emigrar a la ciudad. Después de haber sufrido muchos contratiempos en el campo como la violencia, el atraco, robo e injusticia por parte de los caciques, habló con mi abuela, agarraron a los 3 chamacos, las pocas pertenencias que tenían y se fueron a probar suerte a la capital del estado. Mi papá era uno de los chamacos… al no contar con suficientes recursos económicos, vio la necesidad de apoyar a la familia con su propio esfuerzo y sacrificio… Salía a las 4.30 de la mañana de su casa, iba a esperar a que llegara el periódico, tomaba su parte y se ponía a venderlos durante la mañana,… era ‘papelerito’… en la tarde iba a la escuela. Las limitaciones económicas, jamás fueron limitaciones de sueños o aspiraciones, al contrario… eran el impulso que necesitaba para esforzarse más todavía… Su sueño: ser profesor.


Sin menos sacrificios, estudió la primaria, la secundaria nocturna y la preparatoria… siempre teniendo a la par un empleo que lo ayudara a pagar sus propios gastos y, además, ayudar a la manutención de la casa de sus padres. Con el resultado de su esfuerzo, los hermanos menores (que fueron llegando poco a poco… hasta ser 10), tuvieron la oportunidad de crecer con menos carencias, con un poco más de comodidad… y él, truncó su sueño… quizá sería más adecuado decir que lo postergó, aunque en ese momento, él no sabía que jamás llegaría a realizarlo. A los 14 años conoció a, la que hasta ahora él mismo denomina, el amor de su vida… mi mamá… 9 años de noviazgo… ilusiones y lágrimas compartidas que concluyeron con la realización de uno de los tantos sueños en común: el matrimonio.


Ambos son ejemplo de lucha y tenacidad… de sacrificio y búsqueda…


Mamá sí estudió, es enfermera… papá llegó hasta la prepa nada más… pero su incansable anhelo lo hizo aprender, de manera autodidacta, algunas cuestiones básicas de contabilidad, gracias a lo cual trabajó durante 20 años en un banco mexicano… pero en una de tantas crisis, la oportunidad de una vida económica estable se fue al carajo… estábamos bien hasta entonces… pero fue a partir de ese momento que, tanto mis hermanos como yo, aprendimos que la vida no es fácil… que todo cuesta, que a momentos las lágrimas son las únicas compañeras en situaciones delicadas…


A la fecha, con muchísimo esfuerzo, pero a la vez… con muchísimo amor… mis papás siguen juntos, contando 34 años de matrimonio… 9 hijos de los cuales, 4 somos profesionistas… y los demás aún están en búsqueda de serlo… de encontrar su propio camino y seguir la cadena de sueños que comenzaron una tarde con una familia alejándose, por áridas tierras, de una hacienda en búsqueda de algo mejor…






1 comentario:

Anónimo dijo...

No quiero estropear la belleza de lo que cuentas haciendo un tonto comentario.

Permite que por esta vez decida que nada hay más bello que el silencio.

Ssssssssss