lunes, noviembre 03, 2008

Ese, al que nadie conoce...

Iba en secundaria y moría por conocer los placeres (más bien las ñoñeces) del amor... había tenido un novio en la primaria pero todo se había limitado a jugar juntos en el recreo y correr agarrados de la mano en cuanto sonaba la chicharra... Recuerdo que cada escena romanticosa que veía en la tele, soñaba recrearla con él al día siguiente.... ñehh.. pinche nacho, ni un besito me dio el desgraciado... Después desapareció... nadie supo qué fue lo que en realidad pasó con él, pero de ese güey ya no quiero hablar... sólo fue mi primer novio... mi primer revoloteo de murciélagos... mi primer contacto 'sin asco' con un niño con varicela.

A mis escasos 11 añitos recién cumplidos me enfrenté a una nueva escuela, niñas que tenían cuerpo (bubis) de señora y niños que reaccionaban a la primer provocación. En aquel entonces era yo una chavita bastante reservada y seria, siempre fui la 'lista' del salón por lo que ahora deseaba dejar de ser la mejor en las aulas para ser al menos 'alguien' fuera de ellas.

Llevábamos el clásico uniforme gris y verde de las escuelas federales... algunas atrevidas subían el dobladillo de la falda o hacían el viejo truco de enrollarla por la cintura para así acortar su tamaño y presumir pierna. Yo no me atrevía y llevaba una falda de abuelita, bastantes centímetros por debajo de la rodilla... Algunas niñas llevaban las (de super moda) plataformas de agujetas... yo seguía usando mis zapatitos de goma y doble hebilla... era la misma niñita apocada que intentaba (sin ningún esfuerzo y con menos éxito) dejar de ser.

El primer año conocí a mis compañeritos... algunos eran niños frijolitos, otros pseudo fresitas que no alcanzaron lugar en las secundarias particulares (o que más bien, no les alcanzó la lana para tal aspiración). Para variar no hice amigas... las viejas y yo siempre hemos chocado... pero qué tal amigos!!!... por alguna razón me hice super cuata del galán del salón!.. si querer era le envidia de todas la viejas, tanto de mi grupo como de todas las de la secu... poco a poco fui agarrando seguridad... enfrentaba las situaciones como siempre.. con fuerza y actitud... además de con un poco de fijador en el cabello, ojos pintados y rimel en las pestañas...

La puberta hizo su triunfal aparición!!... sin el éxito esperado, claro... uno que otro teto que me invitaba a tomar un helado a la salida de la escuela... algún listillo que pedía la oportunidad de hacer la tarea junto conmigo... y yo dando consejos al galancete ese para conquistar a la más bonita de la escuela (que por cierto ya iba en tercero... maldita asalta cunas!!)...

Pasé todo el primer año tratando de convencer a los chicos de que no sólo era buena en la escuela... de que también sabía divertirme... Iba a todas las fiestas, era la envidia incluso de algunos de las babositos pubertos porque yo podía llegar a mi casa a la hora que se me diera la gana... Llegué a ser popular... pero seguían sin revolotear mis murciélagos... seguía sin sentir una lengua juguetear con la mía.... en serio... esa era mi meta!.. lengüetearme a uno de eso pubers...

Cuando pasé a segundo año las cosas cambiaron, los niños eran menos niños... ya hasta tenían voz dihombreeee!!... y las niñas.. bah!, las niñas eran cada vez más mamonas... con sus blusas ajustadas a punto del botonazo... con su maquillaje exagerado y el riesgo de ser llevadas a lavarse la cara a media clase o, en el peor de los casos, ser remitidas a la maldita oficina de la maldita (again) trabajadora social. Mentiría si negara que ambas cosas me sucedieron, lo curioso de esto es que atraía miradas.. créanlo o no, pero aprendí a peinarme a la moda, a usar la ropa de moda (por ridícula que fuera... era la moda, chingá!)... a sonreír en el momento adecuado y a acceder o negarme a hacer algo para sacar provecho después.

Cuando había varios pubertos (cuya cara no era la muestra del cutis perfecto) invitándome un helado... pidiéndome hacer la tarea juntos... decidí que no era eso lo que quería... después de todo, mis murciélagos estaban ansiosos por volar... y no habían encontrado aún la oportunidad para hacerlo, entonces lo conocí!... era el cumpleaños de Dora, la hermana de mi "amiga" Denise y nos invitó a su fiesta, cumplía 16, nosotros teníamos casi 13.

Yo seguía sin ser la gran cosa... pero era extrovertida (eso sí ya lo era)... me gustaba platicar y divertirme, además de aparentar ser mayor de lo que realmente era (uy!!! si parecía de 15.. je je je)

-Me llamo Antonio, mucho gusto.... (en cuanto lo vi me impactó)...
-Hola, yo me llamo lau... (con cara de pendeja, pero sonrisa de inteilgente... ja!)


Era un tipo comiquísimo... con aspecto de intelectual, conversación amena... y tres años más que yo. Un par de semanas después ya éramos novios... en segundo año de secundaria y tenía un galán de prepa.... Mis amigas no lo conocían, en mi casa tampoco... pero yo era inmensamente feliz...

Era el tipo de chico con el que había soñado... el que de verdad hacía revolotear a mis murciélagos con sus historias... al que le creía todo sin el mínimo de duda... el que más tarde me rompió el corazón en cachitos... Al que nadie conocía como yo... Era él.

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