- ... verte entrar por esa puerta... que sonrías al mirarme y te dirijas hacia mí... que me abraces fuerte y me beses en los labios invitándome sutilmente a acompañarte a la habitación, meternos en la cama, dormir abrazados y al despertar... que pase lo que tenga que pasar...
A ratos me da miedo necesitarte tanto... pero no porque dude de tenerte sino porque sé que tengo que ser paciente y esperar. Sé que las cosas son un poco más complicadas de lo que me imagino e incluso de lo que ambos quisiéramos... Sé también que tus deseos son tan grandes como los míos, así como el dolor que nos provoca la distancia que nos separa por ahora...
No me gusta que me escuches llorar, no quiero preocuparte ni alterar tus noches de tranquilidad al lado de tu hija... quizá mis ideas ni siquiera eran tan buenas como para perturbar el momento compartido con tu dulcesito (al que yo también ya quiero)... es solo que a ratos no puedo evitar querer escuchar tu voz y acaso de esa forma sentir como que estás aquí a mi lado... Pero no es eso lo que me altera en estos momentos... es simplemente la necesidad que tengo de ti, de saberte presente en mi vida... de tenerte y no compartirte con nadie más a pesar del tache de egoísta del que jamás puedo deshacerme...
Anoche te soñé, me hablabas al oído contándome de todo lo que aún tenemos que vivir, que hacer y que sentir el uno al lado del otro... tu voz era cálida, tierna, tan varonil... tal como lo es en realidad... ésta realidad cruel que obliga a mi corazoncillo de porra a latir lejos de ti... deseándote... soñándote... AMÁNDOTE...
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