Hace un tiempo no me hubiera permitido siquiera decir esto en público... quizá porque no había conocido hasta entonces a nadie que hiciera revolotear a mis murciélagos de la forma en que mi Tarzán lo hizo desde el momento en que lo conocí...
Ninguno de los dos pudo superar ese frío viernes de enero sin que el corazoncillo de porra saliera turbado del encuentro... ambos quedamos marcados para siempre y es con la misma expectativa que deseamos estar juntos... SIEMPRE.
El próximo lunes comienza la aventura de un Tarzán en tierras del bajío al lado de una niña campesina que, aunque sea una consentidota, pondrá TODO de su parte para que las cosas funcionen justo como deseamos que lo hagan...
No puedo ocultarlo ni aunque quisiera: tengo miedo... Pero no me mal interpreten, tengo miedo de que la realidad me juegue chueco, a ratos temo también no ser capaz de corresponder al sacrificio de mi amorcito de piel canela... Pero créanme, mis queridos 2 que 3 lectores que haré todo lo que pueda y más...
El otro día me decía mi hermanito cachetón que si las cosas fueran fáciles cualquier pelagatos las haría... y en total acuerdo con él... yo NO soy ninguna pelagatos. Chingao! Así que justo ahora permanezco en espera ansiosa de que las cosas sucedan y de que, tanto mi Tarzán como yo, podamos luchar y trabajar codo a codo... corazón con corazón para lograr lo que durante mucho tiempo hemos soñado...
Qué dices, amor... ¿le entras?...
Conozco la respuesta y sonrío cual pendeja enamorada!!!
Te amo, Héctor!!!
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Te amo, Héctor!!!
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2 comentarios:
Jajajajajaja, niña campesina.
Nunca mejor aplicado el término, aunque no seas nada hábil con las herramientas del campo. De campesina tienes el bozo y el rebozo.
Jajajajajaja.
Échele ganas pues.
Suerte...
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