jueves, abril 15, 2010

EMOcional...

A últimas fechas lo que me define son los sentimientos que vienen y van de mí hacia los demás y de ellos... bueno, qué más da. El punto es que la marejada de emociones que fluyen en mi torrente sanguíneo me ha hecho encontrar a una chida que no es la que yo pensaba y mucho menos la que los demás insisten en creer que soy.


Las cosas pueden ir de lo estúpidamente romántico y feliz... a lo tristemente deprimente y patético... de lo chido, ruidosito y carcajeante... hasta los lacrimoso, estornundador, enfermote. Mi cuota de lágrimas a vencido e incluso excedido de los niveles permitidos... pero no siempre lloro por dramática... a ratos la felicidad me traiciona y roba gotitas que no le corresponden.


Las cosas en mi viduchita de porquería fluyen, van, vienen y chocan entre sí creando grandes conflictos y permitiéndome tener un pretexto para esto de la EMOez forzada... Las circunstancias adversas se amotinan y luchan por ponerse frente a mí pero yo, así de chida como soy, las voy toreando y mandándolas a la chingada para que dejen de molestar... y así lo seguiré haciendo... ya vi que sí funciona...


El problema es cuando las circunstancias adversas (perras!)... están de dos lados poniéndome a mí en esa extraña y estúpida situación a la que llamamos 'entre la espada y la pared'... y tanto la espada como la pared tienen razón... oh sí!... pero es una u otra... no las dos... o sea que si se salva la espada, se chinga la pared... y viceversa... 


Sé que debería permitir actuar más a la razón... dejar de lado las emociones chillonas y ver las cosas con un poco más de filosofía pero, argh!, tengo un repinche corazón de pollo que no me deja avanzar de la forma en que quisiera.


Ésta mañana estuve a punto de ponerme en huelga... quería quedarme callada y tragarme lo que me corroe por dentro pero no puedo. El nudo en la garganta está apretado pero no lo suficiente como para lograr que la chida, osease yo, consiga por un momento cerrar los ojitos (de jícama con chile), pensar, hacer una lista de prioridades y, entonces sí, tomar decisiones menos gimoteantes.


Solo quiero estar bien, que la gente a la que quiero lo esté... pero a ratos ya no sé qué tanto estoy dispuesta... o soy capaz de dar... Supongo que mucho aún... sobre todo porque de a poco me estoy acostumbrando a eso de ser feliz y sonreír...



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1 comentario:

Anónimo dijo...
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