Pero hay algo que me tiene un poco consternada... no sé cuántos pero de que había mensajes cochinotes en ese teléfono, los había. Ahora me queda esperar que quien tenga el bendito teléfono haga caso omiso de semejante lenguaje... de semejantes locuras, peticiones y fantasías.
Te amo, mi amor.
Ojalá que 'ellos' lo disfruten... porque el enojo sigue en nosotros... ¡pinchis ratas!...
Soy la chida de la historia... pero me encabrona que los malos se salgan con la suya...
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