Lo que sigue...

'Después de la tempestad viene la calma'... Estoy tan consciente de los tiempos en mi vida que sabía, perfectamente, que después de la carga tan fuerte de trabajo, de la entrega del proyecto y del cierre de compromisos vendría el derrumbe.

El estrés que acumulé durante el cierre de edición se fue... me dejó tirada cual trapo de viene-viene a la hora de comer su torta. SNIF! Resulta que soy la chida de la historia, que soy bien chingona y que yo puedo con todo... pero a ratos me da por sentirme inútil. Si no tengo en mis manos el material necesario para mantenerme activa (sentada frente a un monitor), mi viducha se vuelve apática y aburrida...

Necesito que me mimen por un rato, necesito esa energía especial para retomar mis planes... porque de esos hay muchos acumulados. Necesito hacer válidas mis horas... y mandar arreglar mi coche porque le ha dado por ponerse nena. Argh!

Mis murciélagos andan apendejados... anoche los sacamos a pasear, mi Tarzán y yo, con el pretexto de una cenita rica y el camino a pie (ellos volando). Supongo que no fue suficiente después de tantas semanas de inactividad. A ratos intento ser paciente y tolerante con ellos... pero tampoco puedo negar que consiguen sacarme de mis casilla... y aún así los quiero tanto.

Ya nos estamos poniendo de acuerdo... los murciélagos volverán a hacer su parte y yo seguiré, también siendo la chida de la historia... ¿quién si no?... Cada uno deberá cumplir, puntual y sin pretextos, con lo que le corresponde... La calma no volverá a ser mi enemiga, como lo ha sido anteriormente, sin embargo me urgen unos días de nadaquehacer para agarrar vuelo y, ahora sí, ¡quítense que ahí les voy!

Soy la chida de la historia...