Un pretexto para decir que...

Una de las cosas más difíciles de escribir un blog... y más cuando ya ni está de moda y nadie nos lee, es poner título a cada post... Uno (el blogger) llega con una idea en mente... las letras ya bailotean en nuestra cabecita... la metodología puede ser distinta y va ligada a la capacidad, habilidad, ganas o valemadrismo de quien escribe, según sea el caso, claro.

Personalmente tengo que lidiar con las letras que se quedan en el tintero de mi mala memoria... los temas para post a ratos escasean y a otros sobran, lo que no sobra nunca es el tiempo, mis queridos 2 que 3 lectores porque, ustedes dirán: ¡qué fácil escribir un post!, pinche blogger huevón que lleva 3 semanas sin escribir (a veces más... o menos)... Yo confieso que los temas se me ocurren en cualquier lugar, momento o situación pero, chingao, al rato se me olvidan.

Sucede también que la vida diuno (blogger) está llena de acontecimientos pero es difícil, de pronto, dar prioridad a unas cosas y otras porque... pos porque está muy cabrón, por ejemplo, hoy quería contarles acerca de mis nuevos proyectos laborales pero pensé que sería importante ponerlos al día con respecto a la salud de mi abuela, mi papá y mi hermana, que justo ahora está hospitalizada... luego decidí que quería contarles de mi salud que se vio afectada en días pasados... estuve tumbada en la cama sin posibilidades de nada... nada que no fuera ver cómo se me iba el alma por el wc. Después creí necesario contarles acerca de un chidito o chidita de la historia pero no... las ideas jamás tomaron orden en mi cabecita, tan de porra como el corazoncillo y hoy solo vengo a hacerme presente, a quejarme por la falta de tiempo y a gimotear de felicidad y agradecimiento por la vida que tengo...

Si de algo estoy segura, créanlo o no, mis sobrevivientes lectores... es de las decisiones que he tomado en mi viduchilla... de los resultados que estoy viendo y viviendo, de la felicidad y bienestar de aquellos a los que amo... de mi necesidad por mantener intacta mi chidez y de la disposición a no abandonar mi puesto en esta batalla...

• Amor, a ti que siempre has estado... hasta en esos momentos en los que yo misma me mentaría la madre... ¡gracias!... Me preguntas si soy feliz a tu lado, si estoy segura de esto que estamos construyendo, que si me casaría contigo y yo, sin dudarlo un segundo, respondo que sí a todo. Estoy aquí porque quiero... porque te amo...

Ya lo saben... ¡soy la chida de la historia!

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