A veces tengo muchas cosas qué decir pero, chale, nomás no encuentro la manera. La 'hoja' en blanco espera paciente a que mis murciélagos dejen de volar, que se estén quietos y accedan a colaborar con 'el asunto'... pero no, a ellos les vale madre, ellos son libres porque yo así se los permito, quizá hasta se los exijo... Las letras pueden esperar.
¡Sigan volando, queridos murciélagos!.
Soy (o al menos eso creo) la chida de la historia.
¡Sigan volando, queridos murciélagos!.
Soy (o al menos eso creo) la chida de la historia.
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