Ustedes lo saben, para mí esta noche es especial y mágica... obviamente los tres tienen gran responsabilidad de ello... Desde niña esperaba con ansias locas los regalos que me dejarían... claro, me portaba re bien, al menos unos días antes pero sabiendo que recibiría, por su excesiva bondad y cariño, algún regalo padrísimo.
Muchas veces me pregunté por qué a unos niños les llevaba más que a otros... pero los cálculos, matemáticas y lógicas explicaciones de mis papás y hermanos mayores resultaron siempre convincentes. ¡Cuánta inocencia... cuánta magia!
Con el tiempo supe que de verdad era ustedes magos pues, teniendo yo 8 hermanos, siempre había regalos, dulces y galletas para todos... hasta para los papás y abuelos.
También me preguntaba cómo es que hacían para que ninguno nos diéramos cuenta de a qué hora colocaban los juguetes junto al nacimiento, cómo hacían para atinarle al regalo ideal para cada uno... aunque no fuera lo que habíamos pedido en la, a veces, larguísima carta previamente enviada.
Hoy sigo valorando el milagro de esta noche... la generosidad y enorme cantidad de sacrificios que hacen para que cada niño goce de un presente y les premie, solamente, con la consecuente felicidad y sonrisas. Ustedes, queridos reyes magos, son lo máximo... seguramente algún día Dios se los ha de compensar.
Sí, sí... a ustedes... Reyes Magos [guiño guiño]
Por lo pronto no haré muchas peticiones... ustedes saben muy bien lo que guarda y pide a gritos mi corazoncillo de porra... simplemente pido bendiciones, valor, humildad y trabajo... todo el que puedan mandarme... De lo demás, con un poco de arrogancia y favor de Dios asumo, yo me encargo.
Muchas veces me pregunté por qué a unos niños les llevaba más que a otros... pero los cálculos, matemáticas y lógicas explicaciones de mis papás y hermanos mayores resultaron siempre convincentes. ¡Cuánta inocencia... cuánta magia!
Con el tiempo supe que de verdad era ustedes magos pues, teniendo yo 8 hermanos, siempre había regalos, dulces y galletas para todos... hasta para los papás y abuelos.
También me preguntaba cómo es que hacían para que ninguno nos diéramos cuenta de a qué hora colocaban los juguetes junto al nacimiento, cómo hacían para atinarle al regalo ideal para cada uno... aunque no fuera lo que habíamos pedido en la, a veces, larguísima carta previamente enviada.
Hoy sigo valorando el milagro de esta noche... la generosidad y enorme cantidad de sacrificios que hacen para que cada niño goce de un presente y les premie, solamente, con la consecuente felicidad y sonrisas. Ustedes, queridos reyes magos, son lo máximo... seguramente algún día Dios se los ha de compensar.
Sí, sí... a ustedes... Reyes Magos [guiño guiño]
Por lo pronto no haré muchas peticiones... ustedes saben muy bien lo que guarda y pide a gritos mi corazoncillo de porra... simplemente pido bendiciones, valor, humildad y trabajo... todo el que puedan mandarme... De lo demás, con un poco de arrogancia y favor de Dios asumo, yo me encargo.
Nota: Un par de dulcecillos, galletas y acaso muchísmos abrazos de mi oso de peluche tamaño real (Hector Carpio)... no estarían de más.
Con cariño.
La chida de la historia.
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