sábado, diciembre 28, 2013

Dosmiltrece...


Así es, después de unos meses de no pararme por el changarro, me atrevo a venir con la cola entre las patas, poner mi cara de 'yonofui' e intentar escribir algo para no dejar ir diciembre en blanco. Soy de lo pior.

Realmente no hay mucho que contar... aunque sí, pero ya saben ustedes (mis quizá aún existentes 2 que 3 lectores) que cuando el ánimo anda perdido lo está también la inspiración... y la disposición...  la mamonería se hace presente de la mano de la apatía, tan metiche ella. Trataré de hacer mi tradicional recuento del año para dar cierre al dosmiltrece que, aunque no me trató de la mejor manera, merece que el carpetazo se dé de manera educada y adecuada, diría mi apá.

Resulta que las caídas traen consigo una serie de heridas y raspones que la pomada no ayuda a sanar, al menos no tan fácil y tan rápido como uno quisiera... y mi dosmiltrece ha sido eso, un proceso de sanación para mí, mi esposo, mi vida personal y profesional... y aunque aún no termina dicho proceso, creo que el año siguiente será importante para por fin lograr la estabilidad que tanto necesito.

Varias decisiones han sido tomadas, las experiencias también fueron muchas y de todas ellas saqué algo bueno. Aprendí que es bueno atreverse y aceptar los cambios... con todas las consecuencias que ellos puedan traer... lo importante es quizá arrepentirse de lo que sí se hizo que de lo que no. Ya ven ustedes, me fui a tierras casi capitalinas  y nomás aguanté 3 meses, la necesidad de lo y los míos me hizo volver... y creo que fue lo mejor que pudimos haber hecho. Ahora que estoy de nuevo en mi "ranchito" querido, creo que ahora todo puede ir en una sola dirección: siempre pa'lante.

Recientemente decidí modificar ciertos hábitos y actitudes, quiero ser mejor persona, esposa, hija, amiga... y estoy dispuesta a esforzarme para corresponder a aquellos que me quieren y que, además, me lo han demostrado al permanecer a mi lado aún en los momentos más difíciles... 

... con ojo de Remi, a todos ellos solo puedo decir, desde el fondo de mi corazoncillo de porra: ¡GRACIAS!

Aprendí a valorar más lo que tengo que lo que deseo... sucede que por estar pensando y lamentándome por las ausencias (tanto de personas como de bienes materiales) he dejado escapar oportunidades, sonrisas, besos... y desperdiciado muchas lágrimas. No me volverá a suceder... espero.

¿Notaron que me refiero a mi Tarzán como 'mi esposo'?... aún no lo somos en papel... y tampoco es un requisito... pero lo somos en la vida real, estamos a punto de cumplir 4 años de compartir nuestro día a día, nuestros sueños, nuestros desvelos, nuestras necesidades y claro, nuestro amor. Estoy más que feliz y agradecida con Dios y la vida por haberme regalado la oportunidad de encontrar en mi camino a alguien que me ame y a quien yo amo con toda la fuerza de mi corazoncillo de porra... además es probable que en el año que está por comenzar, hagamos ese trámite social que por alguna razón es importante.
Te amo, Héctor... gracias por ser mío.

Mi familia no ha dejado de ser el motor que me ayuda a mantenerme en la carrera... son ellos los que merecen  todo mi agradecimiento, mi admiración y el compromiso para intentar imitarlos en la calidad de seres humanos y hacer recíproco el amor que me tienen. Gracias a mis hermanacas, sobre todo, porque han sido amigas y cómplices en cada locura y soporte en cada caída. Hace una semana nos hicimos todas un tatuaje igual que, aunque parezca trivial, para nosotras es tan importante como el lazo de sangre y amor que nos une. Una aventura más compartida con ellas.

Sé que me tiro mucho al pinchi drama pero, como dicen quienes me conocen, dejaría de ser yo si no me quejara tanto, si no lloriqueara por todo y si no me aferrara a lo que fuera para salir adelante... siempre adelante.

El dosmiltrece ha sido importante, como lo han sido todos y cada uno de mis años... pero tengo mucha confianza en el que sigue para que las cosas tomen un color distinto... quiero hacerlo bien, quiero que los míos estén orgullosos de mí... quiero dejar de preocuparlos y causarles molestias, aunque ellos digan que no... Quiero crecer, quiero... quiero... ¡quiero una mascota!, jajaja. Sí, no me pregunten por qué pero quiero un perrito, no por las razones que se imaginan... pero lo quiero. Oh sí.

Y ya... quedan solo unos días para que se acabe este año y, en consecuencia, comience el que sigue... así que, dosmilcatorce, ahí te voy.

Por cierto, no crean que esto es broma, aunque lo haya escrito en pleno día de los santos inocentes... 

Soy la chida de la historia.

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