Enero de 2016...
Ya sé, ya sé... hace semanas que no pasaba por aquí, pero ustedes son comprensivos, también lo sé.
Despedí el 2015 entre lágrimas y nostalgia... queriendo dormir y no volver a despertar... pero, al mismo tiempo, atesorando en mi corazón cada uno de los momentos que hicieron especial ese año.
Mi marido dice que el año pasado nos trató mal, yo digo que solo nos dio varias oportunidades para valorar y reconsiderar nuestra opciones... que dolió?, claro que dolió... pero, al final, seguimos vivos y con más ganas que nunca de salir adelante y ser felices, que ya lo somos.
El año pasado comencé a tener problemas con la presión arterial, con mi energía física y con mis ojos, complicación de la diabetes... tuve que someterme a un tratamiento con rayos láser en ambos ojos. Inicialmente, me dijo la oftalmóloga, serían 3 sesiones... bastante dolorosas e incómodas... la última sería en diciembre y yo ya sentía que estaba del otro lado. Sin embargo, no fue así... mis ojitos pispiretos están más dañados de lo que se creía al principio (que ya era bastante) y habrá que sufrir una sesión más de láser para, poteriormente, hacer estudios y realizar cirugía 'normal'... que me lo imagio tan doloroso y culero que ya muero de miedo. Argh! El jueves habré de enfrentar de nuevo a la doctora que, aunque realista y muy honesta, no deja de echar porras.
El año pasado tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida. Yo quiero tener un bebé, es uno de mis más grandes sueños... pero mi cuerpo no está hecho para ello, es decir, sí... pero no está en las mejores condiciones. Me han dicho que el riesgo es grande, que las posibilidades son muy pocas... mi vida está de por medio, entonces decidí, de manera conciente, que no lo haré... pero rezo por un milagro, en el fondo de mi corazón aún hay una chispita de esperanza que me anima a esperar, a luchar... a soñar. Dios dirá.
El año pasado es eso, pasado... pretendo guarrdar los recuerdos y aprendizajes, pero no voy a aferrarme a nada. No soy una persona que se obsesione con los ciclos, pero sí los utilizo como punto y coma de mi vida... y mi vida requiere cambios, cumplir retos, promesas y metas... Dar a los míos un poquito de todo lo que de ellos recibo... ser agradecida y compartida... así que, el 2016 ha comenzado y, con el, muchos planes que se echaron a andar apenas terminaron las 12 campanadas.
Soy la Chida de la historia.
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